Esperanza Viva: Una cuenta atrás para la PascuaMuestra

“Sígueme.”

Pedro se sentó en el dolor y la oscuridad, sus días estaban marcados por el silencio de Dios. Había negado públicamente a Jesús justo antes de que Jesús fuera arrastrado para ser crucificado. Y ahora, durante los últimos días, Peter tuvo que procesar su dolor y culpa sin ninguna expectativa de que el dolor se detuviera. 

Pero temprano en la mañana del tercer día, la tumba de Jesús fue encontrada vacía y la piedra desplazada. Mientras Pedro se acurrucaba atemorizado con los otros discípulos—intentando procesar los eventos de ese día—¡Jesús apareció de repente completamente vivo! 

En lugar de dejar que Pedro viva con la vergüenza de sus errores pasados, Jesús lo lleva a un lado y le hace una pregunta que impulsa a Pedro hacia su propósito: 

“¿Me quieres?”

Con esta pregunta, Jesús invita a Pedro a reafirmar la relación que negó. El poder de Jesús sobre la muerte y la oscuridad significó que Pedro no tuvo que permanecer definido por sus errores pasados. Todavía podría aceptar el llamado de su vida y convertirse en el líder que Jesús siempre supo que podía ser. 

Como Pedro, tienes la oportunidad de decir «sí» a amar a Jesús y ser amado por Él. No importa lo desordenada que tu vida sea vista, o cuán lejos de Jesús te sientes, no hay nada que pueda separarte de su amor. Tus errores pasados o problemas actuales no dictan tu propósito cuando tu vida tiene sus raíces solo en Cristo. 

La resurrección nos asegura que ninguna situación o error es imposible para que Dios la redima. No hay miedo que Jesús no pueda conquistar ni vida que no pueda curar. Ninguna oscuridad puede permanecer contra el poder del Dios resucitado que conquistó la muerte en nuestro nombre. No hay nada que nuestro Dios no pueda hacer. 

Ora: Jesús, gracias por conquistar la muerte por mí. Estoy agradecido de que nada pueda separarme de Tu amor ni ningún error puede descalificarme de Tus planes. Hoy, recuérdame quién me has llamado a ser. Y cuando empiece a sentirme indigno, ayúdame a recordar y reflexionaren tu resurrección y regocijarme de que solo Tú eres mi salvación. Te quiero, y hoy elijo seguirte a ti.