¿Por qué debemos pedir?

La adultez nos presenta muchos desafíos. Adaptarse a un nuevo empleo, vender un negocio, criar dos adolescentes... todos estos cambios parecen difíciles de sobrellevar. Como seguidores de Cristo, sabemos que debemos orar y buscar Su guía, pero estamos muy ocupados. Dios nos conoce de principio a fin, entonces, ¿por qué tenemos que pedirle algo que Él ya conoce? Él conoce nuestras preocupaciones, nuestro dolor y nuestros pecados. ¿Por qué tenemos necesidad de pedir por paz, sanidad y perdón?

Simplemente, porque se nos manda a hacerlo. 1Tesalonisenses 5:17 nos dice que oremos sin cesar. Él no nos dio mucho margen de negociación. Como hijos de Dios perdonados, estamos llamados a mantener una línea de comunicación abierta entre nosotros y el Creador del universo. ¡Qué gran mandato! También una hermosa oportunidad. Pero, ¿cómo podemos mantener esa línea de comunicación abierta cuando las districciones nos abruman?

Pasa tiempo en oración con tu Padre Celestial. ¡El te va a escuchar! Santiago 5:16 declara que la oración eficaz del justo puede mucho. Al dejar una línea de comunicación abierta con nuestro Padre Celestial, le mostramos que dependemos de Su guia en nuestras vidas, y nos permite, que como hijos suyos, recordemos que nuestra vida está en Sus manos.

Rechaza los pensamientos y la conducta orgullosa. "Yo puedo hacerlo solo". ¿Te suena conocido? Más veces de las que admitamos, confiamos que nuestras propias fuerzas dirigirán nuestra vida. ¡Pero no hay parte en nuestras vidas que sea muy pequeña o muy grande para nuestro Señor! El quiere que confiemos en Él, no en nosotros mismos. Cuando oramos reconocemos Su poder y soberanía sobre todo.

Haz lo que hizo Jesús. Si nuestra meta es ser más como Él, debemos reflejar Su conducta. Después de que Jesús terminó Su tiempo habitual de oración, se le pidió que enseñara a los discípulos cómo orar. Jesús respondió: "Cuando oren, digan..." No si, sino cuando. En Getsemaní, Jesús clamó a Dios que quitara de Él la copa de sufrimiento. Si Jesús necesitaba hablar con el Señor, ¿cuánto más nosotros?

¡Si te estás inquieto, detente y ora! Dios no se burlará ni nos rechazará. Si creemos y pedimos en Su nombre, recibiremos Su palabra en nuestras vidas (Juan 14:13).

Amado Señor, perdóname por no acudir a Ti con todas mis preocupaciones y peticiones. Nos amas y eres fiel al escuchar nuestras oraciones. Inúndame con Tu presencia y paz, y guíame para hacer Tu voluntad en todas las etapas de la vida.

Este devocional fue provisto por Jennifer Cunningham de Compassion Internacional, Asistente ejecuriva i abogada de menores