El rencorMuestra

Perdón. Es un concepto que todos sabemos que deberíamos extender a los demás, pero es más fácil decirlo que hacerlo. En los próximos días, hablaremos sobre cómo perdonar a los demás, a nosotros mismos e incluso a Dios. A través de las experiencias de personas de la vida real, descubre cómo puedes encontrar la libertad a través del perdón. 

Cuando solía imaginarme perdonando a los demás, siempre tenía una imagen de cómo sería. Primero, la persona se daría cuenta por sí misma de lo que había hecho y cuán profundamente me había lastimado. En segundo lugar, vendrían a mí con una gran disculpa queriendo esforzarse y trabajar duro para que todo vuelva a estar bien en nuestra relación. Suena bastante simple, ¿verdad?

Me río de mí mismo mientras escribo eso, sabiendo que la imagen perfecta que tenía en mi cabeza es incorrecta. Verás, el perdón no se trata en realidad de la otra persona. El perdón es una decisión que debo tomar por mí mismo, una decisión de dejar de lado mis rencores y elegir la libertad y el amor sobre la ira. Elegir la paz sobre el dolor. Elegir mantener la relación en lugar de llevar la cuenta de quién tiene la razón.

Curiosamente, una vez que decidí tomar la decisión de perdonar, la relación generalmente comenzó a mejorar.

Este no es un concepto nuevo. Desde el principio de los tiempos, los humanos nos hemos hecho daño unos a otros. Pero todos tenemos la opción de seguir aferrándonos al rencor que hemos estado cargando, esa ira autojustificada que nos agobia y mantiene una lista detallada de cómo la otra persona nos ha hecho daño, o dejarlo ir, dejando a un lado nuestro orgullo y decidiendo que vale la pena luchar por la relación dando nuestro perdón.

Este es el trato: aferrarse a un rencor es como aferrarse a un cactus. Quédate conmigo en esto. Mantiene a otros lejos de ti y mantiene el dolor dentro de ti. No importa si alguien más te entregó el cactus. Es su responsabilidad dejarlo.

En Efesios 4, Pablo le dice a la Iglesia que deje a un lado todas las palabras amargas, las rabietas, la venganza, las blasfemias y los insultos. En su lugar, debemos hablar palabras amables y amorosas entre nosotros. ¿Por qué? Porque Dios en su gracia nos ha perdonado.

Somos tan indignos del perdón, pero Jesús nos lo da gratuitamente. Estamos llamados a ser como Él. Para mostrar a otros el amor de Cristo. ¿Qué mejor manera de ejemplificar Su amor a los demás que perdonarlos?

—Madison, liberando el cactus y extendiendo la bondad 

Pregunte: ¿Qué rencores guarda? ¿Cómo podrías dejar de lado tu rencor y elegir el perdón en su lugar?

Ora: Dios, gracias por perdonarnos libremente cuando no lo merecemos. Ayúdanos a extender ese mismo amor y gracia a los demás. Suaviza nuestros corazones hacia aquellos que nos han agraviado y ayúdanos a ser más como Tú amando a los demás como Tú lo haces. En el nombre de Jesús, amén.