Serie de Lucas: El momento es ahoraMuestra

Sometiéndonos a la voluntad de Dios

Durante la última noche que Jesús compartió en hermandad con Sus discípulos, percibimos destellos de su camino de soledad, rechazo y sufrimiento. Dándose cuenta de que el tiempo de ir a la cruz se aproximaba, Él oró fervientemente pidiéndole a Dios si habría otra manera. En esos momentos de agonía, Jesús se comunicó con Su Padre en un lenguaje auténtico y honesto, rindiéndose a hacer la voluntad de Dios: "Padre,... no se cumpla mi voluntad, sino la tuya" (v. 42). 

Jesús estaba convencido de que la voluntad de Su Padre era el catalizador para todo lo que sucede en el mundo y en las vidas de todo ser creado. Imagina a Jesus, con Su corazón agobiado, decirle a Dios: "Padre, lo que veo frente a mi parece sobrecogedor y abrumador, pero pongo firmemente mi confianza en Ti. Tú lo sabes mejor que yo. Tú ves el principio desde el fin. Confío en ti y te obedezco. Tu voluntad, Padre, no la mía". 

Este primer plano de Jesús, orando, nos recuerda que la decepción, el rechazo y el sufrimiento son parte inevitable de cada una de nuestras historias. Pero Dios abunda en misericordia y es quien nos proporciona la gracia. Si sometemos a Él nuestra voluntad, descubriremos que mientras recorremos los diversos caminos de la vida, la fidelidad de Dios es constante y confiable. Que al confrontar cualquier desafío podamos decir cómo Jesús, "Padre... haz tu voluntad, y no la mía".

Reflexiona

¿Qué temores has mantenido escondidos de Dios? ¿Hay oraciones que has tenido temor de orar? De nada sirve ocultarle a Dios tus temores secretos. 

Ora

Padre, recuérdame que administrar Tu misión y Tu mensaje requiere servicio y sacrificio. 

Responde 

Presenta todos tus miedos a Dios y ora por paz. Luego, descansa en la seguridad de que Dios hará lo que sea mejor. 

Padre, a veces me siento aterrorizado y abrumado. En esas etapas, enséñame a descansar en Ti como lo hizo Jesús.