Gobernando Bien Tu Casa

Compartir tu Fe con Amigos y Familia: Una Guía Práctica

Conquistar El Miedo a Compartir Tu Fe

Dios en Medio de la Depresión

Fe, Palabra y Oración

Compartiendo a Jesús después de la Navidad

Confiando en Los Propósitos De Dios

Todos a La Mesa

Reinicio

¡Levántate! 7 Claves Para Levantarte Y Seguir.

<div class="version vid210 iso6393spa" data-vid="210" data-iso6393="spa">
 <div class="book bkEZR">
 <div class="chapter ch7" data-usfm="EZR.7">
 <div class="label">7</div><div class="s1">Viaje de Esdras a Jerusal&#233;n</div><div class="p"> 1Despu&#233;s de estas cosas, en el reinado de Artajerjes, rey de Persia, Esdras que era hijo de Sera&#237;as, y descendiente de Azar&#237;as, de Jelc&#237;as, 2de Sal&#250;n, de Ajitub, 3de Amar&#237;as, de Azar&#237;as, de Meraiot, 4de Zera&#237;as, de Uzi, de Buqu&#237;, 5de Abis&#250;a, de Fin&#233;s, de Eleazar y de Aar&#243;n, el primer sacerdote, 6volvi&#243; de Babilonia. Era Esdras un escriba versado en la ley de Mois&#233;s otorgada por el Se&#241;or, Dios de Israel. El rey le conced&#237;a todo lo que ped&#237;a porque Esdras gozaba del favor del Se&#241;or.#7,28; 8,18 (ver Ne 2,18).</div><div class="p"> 7En el s&#233;ptimo a&#241;o del rey Artajerjes, volvieron con &#233;l a Jerusal&#233;n algunos israelitas; entre ellos hab&#237;a sacerdotes, levitas, cantores, porteros y donados. 8Lleg&#243; a Jerusal&#233;n en el quinto mes de dicho s&#233;ptimo a&#241;o del rey. 9Hab&#237;a comenzado el viaje el d&#237;a uno del primer mes y lleg&#243; a Jerusal&#233;n el primer d&#237;a del quinto mes, pues su Dios lo protegi&#243;. 10Esdras hab&#237;a preparado su coraz&#243;n para investigar la ley del Se&#241;or, para practicarla y para ense&#241;ar en Israel sus estatutos y decretos.</div><div class="p"> 11Esta es la copia de la carta que dio el rey Artajerjes a Esdras, sacerdote y escriba versado en los mandamientos del Se&#241;or y en los estatutos concernientes a Israel:</div><div class="b"></div><div class="p"> 12&#171;Artajerjes, rey de reyes, a Esdras, sacerdote y escriba experto en la ley del cielo: paz. 13He dado la orden siguiente: aquel que, en mi reino, pertenezca al pueblo de Israel, a sus sacerdotes o a sus levitas y quiera regresar a Jerusal&#233;n, que lo haga. 14Vas como enviado del rey y de sus siete consejeros a inspeccionar Judea y Jerusal&#233;n de acuerdo con la ley de tu Dios que te ha sido confiada. 15Llevar&#225;s tambi&#233;n la plata y el oro que el rey y sus consejeros han ofrecido voluntariamente al Dios de Israel, cuya morada est&#225; en Jerusal&#233;n, 16adem&#225;s de toda la plata y oro que re&#250;nas en la provincia de Babilonia y de todas las ofrendas voluntarias que el pueblo y los sacerdotes donen espont&#225;neamente al Templo de su Dios, en Jerusal&#233;n. 17Con ese dinero date prisa en comprar becerros, carneros y corderos, con sus correspondientes ofrendas y libaciones. Las ofrecer&#225;s sobre el altar del Templo de vuestro Dios, en Jerusal&#233;n. 18Con lo que quede de la plata y el oro haced lo que mejor os parezca a ti y a tus hermanos. Hacedlo seg&#250;n la voluntad de vuestro Dios. 19Los objetos que se te entregan para el servicio del Templo de Dios los depositar&#225;s ante el Dios de Jerusal&#233;n. 20Todo lo que precises y consideres necesario para el Templo de tu Dios, t&#243;malo del erario real.</div><div class="p"> 21Yo, el rey Artajerjes, doy la orden a los tesoreros de la provincia Transeufratina para que todo cuanto os pida Esdras, sacerdote y escriba de la ley del Dios del cielo, se ejecute eficazmente; 22deber&#233;is proporcionarle hasta cien talentos de plata, veintid&#243;s mil kilos de trigo, veintid&#243;s mil litros de vino, otros tantos de aceite y sal sin medida. 23Todo lo mandado por el Dios del cielo en relaci&#243;n con su Templo, ejec&#250;tese sin tardanza para que no descargue su ira contra el reino, el rey y sus hijos. 24Os hacemos saber que a los sacerdotes, levitas, cantores, porteros, donados y siervos del Templo de Dios no se les impondr&#225; tributo, impuesto o peaje. 25Y t&#250;, Esdras, conforme a la sabidur&#237;a que te ha otorgado tu Dios, pon jueces y magistrados que administren justicia a todo el pueblo que est&#225; al otro lado del &#201;ufrates y conoce las leyes de tu Dios; a quienes no la conocen, ens&#233;&#241;asela. 26Todo aquel que no cumpla la ley de tu Dios o la ley del rey ser&#225; rigurosamente castigado, bien con la muerte, bien con destierro, multa o prisi&#243;n&#187;.</div><div class="b"></div><div class="p"> 27&#161;Bendito sea el Se&#241;or, Dios de nuestros antepasados, que inspir&#243; estas cosas al rey para honrar el Templo del Se&#241;or en Jerusal&#233;n, 28inclinando hacia &#233;l el favor del rey, de sus consejeros y de los altos dignatarios reales!</div><div class="p">As&#237; que confortado por el Se&#241;or, mi Dios, de cuya protecci&#243;n gozaba, reun&#237; a los principales de Israel para que regresaran conmigo.</div>
 </div>
 </div>
</div>

<div class="version vid210 iso6393spa" data-vid="210" data-iso6393="spa">
 <div class="book bkEZR">
 <div class="chapter ch8" data-usfm="EZR.8">
 <div class="label">8</div><div class="s1">Acompa&#241;antes de Esdras en el viaje</div><div class="p"> 1Estos son, seg&#250;n sus genealog&#237;as, los cabezas de familia que vinieron conmigo de Babilonia en el reinado de Artajerjes, rey de Babilonia:</div><div class="p"> 2De los descendientes de Fin&#233;s: Guers&#243;n. De los descendientes de Itamar: Daniel. De los descendientes de David: Jat&#250;s. 3De los descendientes de Secan&#237;as y de los descendientes de Par&#243;s: Zacar&#237;as, con el que se registraron otros ciento cincuenta varones. 4De los descendientes de Pajat-Moab: Elioenay, hijo de Zera&#237;as y con &#233;l otros doscientos varones. 5De los descendientes de Zat&#250;#8,5: Zat&#250;, Ban&#237;: Estos nombres no figuran en el texto hebreo, pero s&#237; en la versi&#243;n griega de los LXX. : Secan&#237;as, hijo de Jajaziel y con &#233;l otros trescientos varones. 6De los descendientes de Ad&#237;n: Ebed, hijo de Jonat&#225;n, y con &#233;l otros cincuenta varones. 7De los descendientes de Elam: Isa&#237;as, hijo de Atal&#237;as, y con &#233;l otros setenta varones. 8De los descendientes de Sefat&#237;as: Zebad&#237;as, hijo de Micael, y con &#233;l otros ochenta varones. 9De los descendientes de Joab: Abd&#237;as, hijo de Jejiel, y con &#233;l otros doscientos ochenta varones. 10De los descendientes de Ban&#237;: Selomit, hijo de Josif&#237;as, y con &#233;l otros ciento sesenta varones. 11De los descendientes de Bebay: Zacar&#237;as, hijo de Bebay, y con &#233;l otros veintiocho varones. 12De los descendientes de Azgad: Jojan&#225;n, hijo de Jocat&#225;n, y con &#233;l otros ciento diez varones. 13De los descendientes de Adonic&#225;n, los &#250;ltimos, estos son sus nombres: Elif&#233;let, Jeiel y Sema&#237;as, y con ellos otros sesenta varones. 14De los descendientes de Bigvay: Utay y Zabud, y con ellos otros setenta varones.</div><div class="p"> 15Reun&#237; a todos junto al r&#237;o que discurre hacia Ahav&#225; y acampamos all&#237; durante tres d&#237;as. Observ&#233; que hab&#237;a gente del pueblo y sacerdotes, pero ning&#250;n levita. 16Entonces llam&#233; a los jefes Eliezer, Ariel, Sema&#237;as, Elnat&#225;n, Jarib, Elnat&#225;n, Nat&#225;n, Zacar&#237;as y Mesul&#225;n, as&#237; como a los eruditos Joyarib y Elnat&#225;n, 17y los envi&#233; a Id&#243;, jefe en un lugar denominado Casify&#225;, indic&#225;ndoles lo que deb&#237;an decir a Id&#243; y a sus hermanos (los donados residentes en la localidad de Casify&#225;) a fin de que nos facilitaran servidores para el Templo de nuestro Dios. 18Gracias a la protecci&#243;n de nuestro Dios nos enviaron a Sereb&#237;as, hombre entendido de los descendientes de Majli, hijo de Lev&#237;, hijo de Israel; ven&#237;an con &#233;l sus hijos y sus hermanos en un total de dieciocho varones. 19Nos enviaron, adem&#225;s, a Jasab&#237;as, y con &#233;l, Isa&#237;as, de los descendientes de Merar&#237;, junto con sus hermanos e hijos; veinte personas en total. 20A ellos hay que a&#241;adir doscientos veinte m&#225;s, todos designados por su nombre, de los donados que David y los jefes destinaron al servicio de los levitas.</div><div class="p"> 21All&#237;, a orillas del r&#237;o Ahav&#225;, proclam&#233; un ayuno con el fin de humillarnos ante nuestro Dios y solicitarle un feliz viaje para nosotros, nuestros hijos y toda nuestra hacienda.#Jr 36,9; Est 4,16; 2 Cr 20,3. 22Me dio verg&#252;enza pedir al rey tropa y caballer&#237;as que nos protegieran del enemigo durante el camino, pues hab&#237;amos dicho al rey: &#171;Nuestro Dios protege bondadosamente a los que lo buscan, mientras que descarga su ira y poder contra los que lo abandonan&#187;. 23As&#237; que ayunamos y suplicamos por todo esto al Se&#241;or y &#233;l nos atendi&#243;.</div><div class="p"> 24Eleg&#237;, entonces, a doce de entre los principales sacerdotes, y tambi&#233;n a Sereb&#237;as y a Jasab&#237;as con diez de sus parientes. 25Les pes&#233; la plata, el oro y los objetos que el rey, sus consejeros, los notables y todos los israelitas all&#237; residentes hab&#237;an ofrecido con destino al Templo de nuestro Dios. 26Lo pes&#233; todo y confi&#233; a su custodia seiscientos cincuenta talentos de plata, otros objetos de plata por valor de cien talentos de oro, 27veinte tazones de oro valorados en mil d&#225;ricos y dos vasos de bronce bru&#241;ido, valiosos como si fueran de oro. 28Y les dije:</div><div class="p">&#8212;Vosotros est&#225;is consagrados al Se&#241;or, y tambi&#233;n lo est&#225;n estos objetos de oro y plata que son ofrenda voluntaria al Se&#241;or, Dios de vuestros antepasados. 29Vigiladlos y custodiadlos hasta que sean pesados en Jerusal&#233;n, en los aposentos del Templo del Se&#241;or ante los responsables de los sacerdotes, los levitas y los cabezas de familia de Israel.</div><div class="p"> 30Los sacerdotes y los levitas se hicieron cargo del oro, la plata y dem&#225;s objetos con todo su peso con el fin de llevarlo a Jerusal&#233;n, al Templo de nuestro Dios.</div><div class="p"> 31Partimos del r&#237;o Ahav&#225; el doce del primer mes para ir a Jerusal&#233;n, y la mano de nuestro Dios nos protegi&#243; libr&#225;ndonos de enemigos y salteadores durante el viaje.#7,8-9. 32Llegados a Jerusal&#233;n descansamos durante tres d&#237;as. 33Al cuarto d&#237;a se pesaron la plata, el oro y los dem&#225;s objetos en el Templo de nuestro Dios. Se entregaron al sacerdote Meremot, hijo de Ur&#237;as, y a Eleazar, hijo de Fin&#233;s. Con ellos estaban los levitas Josabab, hijo de Josu&#233; y Noad&#237;as hijo de Bin&#250;i. 34Todo fue contado y pesado anot&#225;ndose la totalidad del peso.</div><div class="p"> 35Los repatriados venidos del destierro sacrificaron holocaustos al Dios de Israel: doce becerros, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos por todo Israel, y doce machos cabr&#237;os por los pecados. Todos fueron sacrificados en honor del Se&#241;or.#6,17. 36Luego se entregaron los decretos del rey a los s&#225;trapas del monarca y a los gobernadores del otro lado del &#201;ufrates, los cuales se mostraron favorables al pueblo y al Templo del Se&#241;or.</div>
 </div>
 </div>
</div>

<div class="version vid210 iso6393spa" data-vid="210" data-iso6393="spa">
 <div class="book bkEZR">
 <div class="chapter ch9" data-usfm="EZR.9">
 <div class="label">9</div><div class="s1">Pecados del pueblo y s&#250;plica de Esdras</div><div class="p"> 1Concluidas estas cosas, se acercaron a m&#237; los jefes diciendo:</div><div class="p">&#8212;Ni el pueblo de Israel, ni los sacerdotes, ni los levitas se han apartado de las gentes del lugar, sino que han imitado en sus abominaciones a los cananeos, hititas, moabitas, egipcios y amorreos, 2cas&#225;ndose ellos y sus hijos con las hijas de esos pueblos. Han mezclado as&#237; al pueblo santo con las gentes del lugar, siendo sus jefes y responsables los primeros en ser infieles.#Dt 7,1-4; Ml 2,11; Ne 13,23-27.</div><div class="p"> 3Al o&#237;r esto rasgu&#233; mi t&#250;nica y mi manto, me arranqu&#233; el pelo de mi cabeza y de mi barba, y me sent&#233; completamente desolado.#Gn 37,34; 2 Sm 1,11; Is 22,12; Jb 1,20. 4A causa de esta infidelidad de los que hab&#237;an regresado del exilio, se congregaron junto a m&#237; todos los que respetaban las palabras del Dios de Israel. Yo permanec&#237; sentado y desolado hasta la ofrenda de la tarde. 5A esa hora super&#233; mi aflicci&#243;n y, con mi t&#250;nica y mi manto rasgados, dobl&#233; mis rodillas y extend&#237; mis manos al Se&#241;or, mi Dios 6suplicando:</div><div class="p">&#8212;Dios m&#237;o, estoy avergonzado y confuso y no me atrevo a levantar mi rostro hacia ti, pues nuestros pecados se han multiplicado y nuestras culpas se amontonan hasta llegar al cielo. 7Desde los d&#237;as de nuestros antepasados hasta hoy, hemos incurrido en gran culpa. Por nuestras iniquidades, tanto nosotros como nuestros reyes y nuestros sacerdotes, hemos sido entregados a los reyes de otros pa&#237;ses, a la espada, al cautiverio, al saqueo y al oprobio, hasta este momento. 8Pero ahora, por un instante, se ha hecho presente la bondad del Se&#241;or, nuestro Dios, al dejarnos un resto, concedernos un refugio en su santuario, dar luz a nuestros ojos y procurarnos un peque&#241;o respiro en medio de nuestra servidumbre.#Is 4,3. 9Hemos sido esclavos, pero nuestro Dios no nos ha abandonado en nuestra esclavitud, sino que ha desplegado su misericordia ante los reyes de Persia para animarnos a levantar el Templo de nuestro Dios, para restaurar sus ruinas y darnos protecci&#243;n en Jud&#225; y Jerusal&#233;n. 10&#161;Oh Dios nuestro!, &#191;qu&#233; podemos decir ahora despu&#233;s de todo esto? Porque hemos abandonado tus mandamientos, 11aquellos que ordenaste por medio de tus siervos los profetas, diciendo: &#171;La tierra que vais a poseer es tierra inmunda a causa de la corrupci&#243;n de las gentes de esos territorios y de las abominaciones con que la han contaminado de un extremo al otro. 12No cas&#233;is, por tanto, vuestras hijas con sus hijos, ni vuestros hijos con sus hijas. No concert&#233;is pactos con ellos ni busqu&#233;is su favor; de esta manera vosotros os har&#233;is fuertes, comer&#233;is los mejores frutos de la tierra y la dejar&#233;is como herencia a vuestros hijos para siempre&#187;.</div><div class="p"> 13Pues bien, despu&#233;s de todo lo que nos ha pasado a causa de nuestras malas acciones y de nuestra gran culpa, t&#250;, &#161;oh Dios nuestro!, no nos has castigado como merec&#237;an nuestras iniquidades, sino que nos has concedido ser este resto que ahora somos. 14&#191;Volveremos a quebrantar tus mandamientos y a emparentar con pueblos que cometen tales abominaciones? &#191;No te indignar&#225;s contra nosotros hasta aniquilarnos, hasta que no quede el m&#225;s m&#237;nimo resto? 15&#161;Oh Se&#241;or, Dios de Israel!, eres justo pues has permitido que sobreviva este resto que ahora somos. Aqu&#237; estamos ante ti con nuestras culpas; son ellas precisamente las que nos impiden permanecer en tu presencia.</div>
 </div>
 </div>
</div>

Reading the Bible in Historical Sequence Part 9Muestra

Escritura

Acerca de este Plan

Planes relacionados