Plan de lectura de 3 días: Vive, ama, hazMuestra

Siempre pensé que los Jeeps son los mejores coches que se han fabricado. Son fuertes y divertidos, y me gustan especialmente los que no tienen techo. Solía ​​tener un Jeep rojo brillante y terminó ayudándome a aprender una lección muy importante.

Hace unos años, conducía a casa desde la iglesia. De la nada, otro automóvil se dirigió hacia mí desde una calle lateral y chocó contra el lado del conductor de mi Jeep. Antes de que supiera lo que había sucedido, mi auto se volcó y salí volando del techo. Sabía que en teoría siempre debía usar el cinturón de seguridad, pero esta vez lo había olvidado. Eso fue un gran error.

Aterricé en una posición sentada en el asfalto, frente a mi coche destrozado. Los pedazos del Jeep estaban esparcidos por todas partes: en la calle, en el césped e incluso alojados en una valla cercana. ¡Fue un desastre! Revisé para ver si estaba bien.

¿Tengo todos mis brazos y piernas? Comprobado.

¿Dedos de las manos y los pies? Comprobado.

Lentamente, me paré y me di cuenta de que en realidad estaba bien. Caminé hacia el coche que acababa de golpearme. La aturdida conductora estaba sentada detrás del volante, aferrándose con fuerza, con los ojos hacia adelante. Sus nudillos estaban blancos. 

Asomé mi cabeza a través de su ventana. "¡Hola! Soy Bob. ¿Cuál es tu nombre?"

La conductora tenía al menos noventa años, pequeña, frágil y asustada. Le tomó un momento responder. "Yo... Soy Lynn," tartamudeó.

"Lynn, ¿estás bien?" Pregunté.

"Yo... creo que sí," dijo ella. De repente, salieron lágrimas de sus ojos.

"Lo siento tanto... ¡¿Sabías que volaste fuera de tu techo?!"

"Oh, Lynn", dije, igualando su tono serio, pero con una sonrisa en mi voz. "No puedo mentir. Eso fue una sorpresa muy grande, pero afortunadamente estoy bien. Así que, de veras, sin preocupaciones. ¡Todo está bien!"

Aún así, Lynn se sintió terrible, pero por supuesto la perdoné en el acto. Realmente fue un paseo asombroso.

Varios días después, recibí una llamada telefónica. Era Lynn. "Lo siento mucho, Bob," dijo con voz llorosa.

"Oh, Lynn," dije, "en serio, no se preocupe. Está totalmente perdonada. ¡Estoy bien! Ni una herida. No tienes porqué llamar de nuevo".

Lo gracioso fue que, ella no paró de llamarme. En los días siguientes, recibí llamadas telefónicas diarias de Lynn. Cada vez, se disculpaba y yo le recordaba que todo estaba bien. Por alguna razón, ella no me creyó cuando le dije que estaba perdonada.

Jesús habló mucho acerca de perdonar a la gente. ¿Sabes cuántas veces Jesús quiere que perdones a alguien que te ha hecho algo malo? Piensa en el número más grande que puedas imaginar y añádele un par de ceros al final, y entonces quizás te acerques al número de veces que necesitas perdonar a alguien. Jesús quiere que siempre perdonemos a los demás.

Pero quizás sabes lo que se siente ser como Lynn, y te sientes horrible por cometer un error. Quizás no le crees a la gente cuando te dicen que estás perdonado. A veces, necesitamos ver que somos perdonados, en lugar de solo escuchar las palabras.

Así que armé un plan. Al quinto día Lynn llamó para decirme que lo sentía, llamé a un florista y ordené un enorme ramo de flores. Incluí una carta que decía: "Querida Lynn, fue agradable encontrarme con usted el otro día. ¡Ya no necesita llamar! Con amor, Bob".

El amor y el perdón tienen más peso cuando se ejecutan, que cuando se dicen. Por eso era tan importante que Jesús viniera. Dios no solo nos dijo que somos perdonados; Él envió a Jesús para estar con nosotros y nos mostró que somos perdonados.

He visto a Lynn varias veces desde el accidente. Tomó un tiempo, pero creo que ella realmente piensa que ha sido perdonada. Creo que Dios espera que nos sintamos igual.