Cuando el Matrimonio se Pone DifícilMuestra

En lugar de enfocarte en las faltas de tu cónyuge, concéntrate en lo que hace bien. Que tus palabras reflejen un reconocimiento de sus fortalezas, dones y contribuciones a la relación y al hogar. Te sorprenderás de ver como tu cónyuge buscará hacer todavía más cosas positivas en tu presencia cuando le resaltas lo bueno, y no lo malo. La afirmación hace mucho creando una atmósfera de aceptación y afecto mutuo.

Y si dar el beneficio de la duda no se te da naturalmente, podrías considerar cuantas faltas has traído tu también a la mesa. Mostrarse gracia mutuamente en el matrimonio descansa en la verdad fundamental que el matrimonio está compuesto por dos seres imperfectos que buscan vivir en gracia y armonía. Los defectos abundan, sí. En todos. Pero no es necesario que dominen tus pensamientos, conversaciones o influencien tus acciones. Si las faltas se encuentran a un nivel en el cual necesitas conversar del tema, por el bien de la relación, hazlo. Pero expresa tus decepciones de una manera que reflejen honor. Ten cuidado de no criticar al otro al tratar de resaltar el comportamiento que te trajo dolor o preocupación. Luego, una vez lo has compartido, busca una solución o una estrategia para mejorar juntos. Una vez lo han decidido, sigue adelante.

Aunque estos versículos se refieren específicamente a mujeres, los principios trascienden el género y pueden ser aplicados por ambos, esposos y esposas. Aquí se nos revela la naturaleza destructora de buscar culpas y defectos en nuestro matrimonio:

Mejor es estar en un rincón del terrado, que con mujer rencillosa en casa espaciosa. Proverbios 25:24

Gotera continua en tiempo de lluvia y la mujer rencillosa, son semejantes. Proverbios 27:15

Una atmósfera de búsqueda de defectos destruirá la intimidad en cualquier matrimonio, ya sea que venga del esposo o la esposa, o de ambos. Si esto es algo que has experimentado en tu matrimonio, o que tú mismo haces, lo mejor es remover esta conducta por completo y buscar oportunidades de animarse mutuamente a través de lo que piensan, dicen y hacen.