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¿Qué piensa Dios de ti?
Si no te sientes amado por Dios, ciertamente no vas a ofrecer amor a nadie más. Es imposible ser amoroso a menos que comprendas y recuerdes la forma en que Dios te ama.
Necesitas recordarte todos los días lo que Dios piensa de ti, no lo que el mundo piensa o lo que tú piensas de ti mismo. Eso es lo que elimina tus miedos.
Permíteme darte cuatro cosas que Dios piensa de ti para ayudarte a recordar por qué y cómo amar.
Estás completamente aceptado.
Pasamos gran parte de nuestras vidas tratando de ganarnos la aceptación de nuestros padres, compañeros, aquellos a quienes respetamos, aquellos a quienes envidiamos e incluso completos extraños. Pero debes darte cuenta de que Dios ya ha resuelto esta cuestión de la aceptación: “Jesús… nos hizo aceptables a Dios” (Tito 3:7 NVI). Lo que Jesús hizo en la cruz te hizo completamente aceptable ante Dios, sin importar lo que hayas hecho o lo que harás.
Eres amado incondicionalmente.
Dios no dice: “Te amo si…” o “Te amo porque…” Él dice: “Te amo, ¡punto!” No puedes hacer que Dios deje de amarte, porque su amor no se basa en lo que haces sino en quién es él. Isaías 54:10a dice: “Pues las montañas podrán moverse y las colinas desaparecer, pero aún así mi fiel amor por ti permanecerá” (NTV).
Estás totalmente perdonado.
Porque Jesús murió en la cruz y dio su vida como pago por tus pecados, estás totalmente perdonado. Romanos 8:1 dice: “Por lo tanto, ya no hay condenación para los que pertenecen a Cristo Jesús” (NTV). Dios no repasa tus pecados; él los suelta.
Se te considera extremadamente valioso.
Hay dos cosas que crean valor: quién posee algo y lo que alguien está dispuesto a pagar por ello.
Eres un hijo de Dios y “has sido comprado y pagado por Cristo” (1 Corintios 7:23 NTV). Jesucristo pagó por ti con su vida. Así de valioso eres.
Cuando recuerdes que eres aceptado, amado, perdonado y valioso para el Creador del universo, estarás mejor equipado para mostrar ese amor a los demás y construir relaciones más profundas.
Acerca de este Plan
Al igual que Pablo en el Nuevo Testamento, tú también sabes que aún no eres quien Dios quiere que seas (Filipenses 3:12). En esta serie, el pastor Rick comparte los pasos que te ayudarán a avanzar hacia tu meta de ser transformado a la semejanza de Cristo.
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