¿Quién es el Espíritu Santo?Muestra

El Espíritu Santo está siempre encendido y siempre disponible

¿Alguna vez has sentido celos de los discípulos de Jesús? Se sentaba frente a ellos en la mesa cada noche. Iban juntos a todas partes. Podían preguntarle cualquier cosa. Si algo de lo que decía no estaba claro, podían tocarle en el hombro y preguntarle qué quería decir. Pero Jesús estaba limitado por su cuerpo humano. Todavía tenía que comer, dormir e ir al baño. A veces, incluso se escondía de todos para poder estar a solas con Dios.

Aquellos primeros discípulos podían literalmente alcanzar y tocar a Dios. Es fácil ponerse celoso porque Jesús era tan real para ellos. Pero, cuando se preparaba para dejar la tierra, Jesús dijo a sus seguidores que estarían mejor porque les enviaría el Espíritu Santo. En lugar de tener que encontrar a Jesús para hacerle una pregunta, el Espíritu Santo viviría dentro de ellos. Él estaría disponible en cualquier momento y por cualquier razón. Sólo piensen en Él, y Él estaría allí. ¿Necesitas orientación? ¿Te sientes confundido? ¿Te preguntas qué hacer? Pídelo y Él te escuchará.

Nuestra relación con Dios no está limitada. Se nos ha prometido el mismo acceso a Dios en tiempo real a través del Espíritu Santo. Él vive dentro de nosotros, y habla en nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestros sueños y nuestras pasiones.

Imagínate que Dios quisiera hacer algo en tu escuela. Podría empezar por tener el Espíritu Santo susurrando partes de Su plan a varias personas. Quizás ni siquiera se conozcan o no asistan a la misma iglesia, pero cada uno está escuchando al Espíritu Santo y haciendo lo que Él dice. Pieza por pieza, Él establece un plan de acción para lograr lo que Dios quiere hacer. En Su tiempo, las piezas se unen y el plan de Dios sucede.

De hecho, el libro de Hechos está lleno de historias locas sobre cómo el Espíritu Santo reunió a las personas adecuadas en el momento adecuado para hacer que algo especial sucediera. Honestamente, con el Espíritu Santo viviendo dentro de cada uno de nosotros, las posibilidades son tan ilimitadas como Dios mismo. Nuestro único trabajo es escuchar esa voz tranquila en nuestra cabeza y hacer todo lo posible para obedecer.

Pero espera, ¿cómo sé realmente que la voz que estoy escuchando es de Dios? Gran pregunta. Hablaremos de eso mañana.