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ALEGRÍA DURANTE LAS PRUEBAS, DOLOR EN LOS TRIUNFOS

Jesús explico esta parábola durante la cena organizada por un Fariseo. Una mujer «pecadora» se abrió camino hacia los pies de Jesús, llorando, limpiando sus pies con sus cabellos y vertiendo perfume sobre sus pies para el disgusto de los clientes. Aún más sorprendente para los invitados reunidos, Jesús le dio la bienvenida, reconoció su fe y le perdonó sus pecados.Jesús comparó a los fariseos con la mujer pecadora. Ambos necesitaban el perdón, pero solo uno lo reconoció su necesidad. Sus pecados fueron hechos públicos y no tenía otra cosa que hacer excepto volver a su Salvador. Los pecados de él eran secretos y ocultos de todo, excepto de Dios. Su éxito le llevó a ser orgulloso y ajeno a su gran necesidad de un Salvador.

Ten cuidado con un hijo obediente. Es tentador renunciar una entregar consecuencia porque «¡Ella siempre es tan buena!» Sin embargo, todos necesitamos alguna falla para reconocer nuestra necesidad de gracia. No dejes que tu niño sea llevado lejos de Dios por sus triunfos.