¡TÚ Tienes una Oración!Muestra

"Seis   claves para una oración sana y equilibrada, primera parte"

1. Ten en   cuenta con quién estás hablando. "Nuestro padre en el cielo…"

Cuando   Jesús instruyó a sus discípulos a dirigirse directamente al Padre, la idea   probablemente se encontró con algunas cejas levantadas. A lo largo del   Antiguo Testamento, la única manera en que una persona común podía expresar   sus peticiones a Dios era a través de un sacerdote. Afortunadamente, Jesús   vino a cambiar todo eso. 

Debido al   sacrificio perfecto de Jesús en la cruz para cubrir nuestro pecado, los   creyentes ahora tienen comunicación directa con el Padre. Es por eso que le   rezamos a nuestro Padre Celestial "en el nombre de Jesús". Sin   embargo, no hay fórmulas establecidas para la oración, y orar una oración a   Jesús es tan significativo como dirigirse al Padre mismo. La parte más   importante para recordar es que ahora no existe una barrera de comunicación entre   Dios y usted. 

2.   Reflexione y exprese su adoración y acción de gracias por todo lo que Él ha   hecho por usted. "…santificado sea tu nombre…"

Al dejar   de lado una parte de tu oración para centrarte específicamente en la alabanza   y la adoración, retiras el enfoque de ti mismo. Mientras que Dios quiere   escuchar nuestras necesidades y deseos, también quiere que demostremos   agradecimiento por todo lo que ha hecho y nos damos cuenta de que no se trata   de "todo sobre nosotros". De hecho, en realidad se trata de él. Él   es un Dios de abundancia y amor, y la alabanza y el honor le son debidos.   Cuando reflexiones sobre las bendiciones que Dios te ha dado y el privilegio   increíble de estar en relación con Él, te resultará fácil expresar tu   gratitud, adoración y acción de gracias hacia él. También te resultará más   difícil concentrarse en ti mismo. 

3. Ora   para que los propósitos de Dios para su Iglesia y para su vida se lleven a   cabo en su totalidad. "... venga tu reino, hágase tu voluntad en la   tierra como en el cielo".

Oraciones   vibrantes y efectivas llegan cuando sacamos nuestras mentes de los problemas   del pasado y de las asombrosas posibilidades del futuro. Vivir continuamente   en su pasado solo servirá para limitar su futuro. Adopta la perspectiva de   Dios y no permitas que los desafíos o fallas anteriores consuman tus   pensamientos y limiten tus pensamientos. Expresa a Dios tu deseo de alcanzar   tu máximo potencial en Cristo, y pídele que te ayude a ampliar tu visión y   tus sueños. Él quiere que cumplas Su propósito completo en la vida, y también   el de Su Iglesia.