No te rindasMuestra

Día 5 — José y sus sueños

José era un adolescente con un sueño. Un sueño que agravaba el odio que ya le tenían sus hermanos por ser el hijo predilecto. Era un sueño en el que un día su familia se inclinaría ante él.

Ese sueño pudo caer en pedazos en lo que vino después para José. Después de años de frustración, sus hermanos hicieron una jugada cruel y lo vendieron como esclavo. Sus propios hermanos lo sometían a una vida de servidumbre y penurias. Encadenado como propiedad de otro, el sueño de José podría haberse perdido en el pasado.

Pero José no levantó las manos y se rindió en su esclavitud. En cambio, José hizo lo mejor que pudo con lo que Dios le había dado. En la casa de Potifar, trabajó duro y se apoyó en Dios. Al hacerlo, Dios lo bendijo. Fue allí donde ascendió a la supervisión de la casa del hombre y se le confió todo. Aprendió el liderazgo, la humildad y el servicio en esta oscuridad, aferrándose todavía a un sueño.

José siguió siendo un hombre recto cuando se le acercó la mujer de Potifar. Ella lo acusó de intentar aprovecharse de ella y José fue arrojado a la cárcel. Lo que parecía un paso atrás era en realidad un paso adelante.

En la prisión, José encontró el favor y fue nombrado por el alcaide para supervisar a los prisioneros -de nuevo, promovido al liderazgo. Y fue aquí, en la prisión, donde conoció al principal copero del rey. José tuvo la oportunidad de interpretar su sueño, lo que resultaría valioso dos años después, cuando el rey tuvo un sueño que necesitaba ser interpretado.

Cuando José interpretó el sueño del rey sobre una hambruna que se avecinaba, fue ascendido a segundo al mando de todo Egipto. ¡Su sueño se había hecho realidad!

A José se le presentaron muchas situaciones difíciles que la mayoría habría abandonado. Pero siguió perseverando y haciendo lo mejor con lo que tenía. Como resultado, vio su sueño hecho realidad y ayudó a salvar a miles de personas, incluida su propia familia.