Vive, ama, lideraMuestra

«Segunda parte: Un camino difícil – No más vergüenza.»

La vergüenza es la carga y el obstáculo más debilitante que imposibilita experimentar la bendición de Dios en tu vida. La vergüenza te ata al pasado y sabotea tu futuro glorioso. Todos tenemos cosas en nuestra vida que queremos dejar atrás, pero si no sabes cómo lidiar con la vergüenza, eso incapacitará tu espíritu, aprisionará tu alma y tendrá un efecto negativo en ti físicamente. La vergüenza es un tirano despiadado que extinguirá tu esperanza si no te deshaces de ella.

El pecado es algo que hacemos, las emociones son algo que sentimos, pero la vergüenza es un peso y una carga que se llevan encima. ¿Has puesto vergüenza sobre tus hombros por algo que has hecho? Puedes sentir que te presiona; eso es exactamente lo contrario de la bendición de Dios. Simplemente no estás diseñado para llevar vergüenza.

Si vives bajo el peso de la culpa, la vergüenza y la condenación, no puedes florecer y no estás gobernando y reinando. En lugar de tener el dominio, estás siendo dominado por cosas que no tienen poder o valor alguno en tu vida.

¡Buenas noticias! A través de la salvación en Cristo somos libres de la vergüenza, sin importar si las indiscreciones que cometiste ocurrieron años atrás o la noche anterior. Hay poder sobre las ataduras con las que el pecado te subyuga. La paga del pecado es la muerte (Romanos 6:23). Por el contrario, la gracia nos otorga el precioso don de la justicia ante Dios. No tenemos que ganarlo, no podríamos si lo intentáramos, solo tenemos que pedirlo y aceptarlo.

«Pues si por la transgresión de un solo hombre reinó la muerte, con mayor razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia reinarán en vida por medio de un solo hombre, Jesucristo» (Romanos 5:17).

Si no entiendes que Dios ya te ha liberado de la vergüenza, es como tener una herencia a tu nombre puesta a un lado; no te beneficiará hasta que lo sepas y accedas a ella. La gracia de Dios te ofrece perdón, vida nueva y todas las deudas canceladas de una vez y para siempre. No te cuesta nada porque Jesús ya lo ha pagado multiplicado. Puedes caminar con confianza, libre de tu pasado. La rectitud es tu regalo. Créelo, tómalo como tuyo y mira cómo florece tu vida.

Oración: Oh, Señor, gracias por quitar toda mi vergüenza y condenación en la cruz. Recibo mi libertad de la culpa y la vergüenza, y elijo creer la verdad de tu Palabra en vez de las mentiras del enemigo.