Encontrando un ancla en nuestra ansiedadMuestra

Las buenas nuevas

Este es el Evangelio, Jesús satisface mi ansiedad, Jesús satisface mis preocupaciones y mis miedos. Puedo salir a flote sobre cualquier informe de noticias, porque no voy a morir hasta que Jesús decida que es mi hora de ir a casa. Voy a confiar en Él en cada prueba, ya que cada prueba va a darme la oportunidad para hablar sobre la eternidad. Voy a creer que hay una historia superior que está pasando en el cielo, y no solo la historia que está sucediendo aquí abajo en la tierra. Pero desde que nos desconectamos de Dios como sociedad, no hemos conseguido nada más que la historia «de aquí abajo». La historia de aquí abajo es que la tierra gime con dolores para declarar que necesitamos a Dios en el cielo por medio de Cristo, para satisfacer nuestras necesidades aquí abajo en la tierra. 

Si solo tienes la historia «de aquí abajo», debes estar sin esperanza, debes estar ansioso, esa es la única respuesta. Pero si tienes una historia superior en la que Dios está trabajando de alguna manera, entonces puedes descansar. Puedes decir, «No me gusta lo que está sucediendo, y estoy pidiendo “en la tierra como es en el cielo”». Traigamos el cielo a la tierra y dejemos que Dios haga su trabajo. Tú no estás en control, no eres la persona que tiene todas las respuestas todo el tiempo, tampoco lo soy yo. Él es quien resuelve todas las cosas.

Permíteme compartir una cita de Corrie Ten Boom, «La preocupación es un ciclo de pensamientos ineficientes que giran alrededor de un centro de miedo».

Esa es energía que se escapa hacia los lados. Cuando empiezo a preocuparme, tengo que hacerme la pregunta, «¿por qué te inquietas alma mía; qué está sucediendo en mi interior?» Ten la perspectiva correcta, Dios está en control. 

¿Cómo buscamos a Dios durante la ansiedad?

II. Nuestro camino. Nunca subestimes el poder de la obediencia a Cristo. Cuando seguiste a Jesucristo, confiaste que su muerte en la cruz fue por ti y su gracia y su perdón te alcanzaron. Ahora eres capaz de caminar el resto de tu vida obedeciendo al Señor. Sin embargo, tu desobediencia realmente hará que tus miedos avancen. Si estoy nervioso por un mensaje que voy a dar, esto es lo primero que digo, «¿Señor, es este el mensaje que tienes para dar?» Y no, «este es el mensaje que yo quiero dar, por favor bendícelo Señor». Su poder siempre acompaña a sus ideas. Su poder no siempre acompaña a las tuyas.