Firmeza con Lisa BevereMuestra

Nadie vive sin ser tocado por la oscuridad. Todos, a cierto punto, escuchamos voces juzgándonos y etiquetándonos. La mayoría de nosotros, si no todos, también nos hemos puesto etiquetas: identidades falsas que juraríamos que son ciertas.

Cuando Dios se acerca a nosotros, no es para condenarnos, sino para que íntimamente cerca de Él podamos escuchar Su voz declarar la verdad de quiénes somos realmente.

Esta es la verdad: No somos la oscuridad de nuestro pasado. Y no nos definen nuestros errores, el género, ni ninguna cosa externa. Más bien, somos espíritus creados a la imagen de Dios, creados para la intimidad con Aquel que nos dio el aliento.

Perdemos de vista nuestra identidad cuando la asociamos a las cosas equivocadas. Es por eso que Dios quitará las etiquetas limitantes que hemos recogido en el camino. Su Espíritu obra profundamente dentro de nosotros, eliminando lo viejo y descubriendo lo que aún está por revelarse.

Tal vez, el miedo y la inseguridad hayan hecho que rechaces la obra de Dios en tu vida. Pero hoy, Dios está hablando a esos lugares que pensabas que estaban desolados, y ofrece convertirlos nuevamente en un jardín.

Pero tenemos que estar dispuestos a dejar que Dios separe la luz de la oscuridad en nuestras vidas. Dios no permitirá que permanezcan las mentiras que se han dicho sobre ti. Él no permitirá que las cosas que has dicho sobre ti mismo sean la última palabra. En cambio, se acercará a ti para que Él pueda revelar íntimamente algo nuevo en ti, algo que traiga una sanidad completa a cada área de dolor, liberándote para vivir en la verdad de quien Él dice que eres.

Dios es tan rotundamente íntimo. Él irá al centro de tu dolor para sanarte pero debes permitirle entrar para que lo haga. ¿Cómo sería esto en tu vida?