Sé las Manos y los PiesMuestra

Una Misión de Amar

A veces los no creyentes tienen experiencia debatiendo. Quieren poner a prueba la autenticidad de tus creencias. Para tener oportunidades naturales de contarle a otros acerca de Jesús, debes estar preparado y tener ciertos conocimientos.

Al mismo tiempo, no te dejes engañar pensando que Dios no puede usarte si no comprendes todos los aspectos de la fe. Cuando encontramos a Jesús por primera vez en nuestras vidas, ardemos en deseos de decírselo a todos. Ese fuego a veces se desvanece si sentimos la necesidad de ser perfectos y sabelotodos de la Escritura antes de poder compartir. 

Mi primo Daniel y yo hemos tenido muchas conversaciones sobre la fe. Es una de las personas más informadas, inteligentes y auténticas que conozco. Y siempre te dirá lo que piensa. Algunas personas debaten porque les gusta debatir. No creo que ese sea el razonamiento de Daniel. Él piensa de forma lógica y pregunta por qué Dios no siempre aparece en los momentos en que pensamos que debería, como por ejemplo para aliviar el hambre y el sufrimiento. 

Daniel siempre trae a colación temas fantásticos. Nos gusta mucho hablar, incluso cuando el tema se calienta. Nuestras conversaciones siempre terminan en un abrazo y besos europeos en la mejilla.

El hermano de Daniel me ha dicho que el hecho de que Dios no me diera extremidades es una de las razones por las que mi familia tiene dudas sobre la bondad de Dios. Mi primo no puede aceptar que un Dios amoroso me «deje» a mí, su devoto seguidor, sin brazos ni piernas.

He intentado explicarle que la Biblia muestra claramente que el dolor, la enfermedad, las discapacidades, el sufrimiento y la muerte se produjeron después de que el mismo Satanás instigó el pecado. Nuestras piezas rotas, heridas y vergüenza pueden ser transformadas en algo bueno por Dios el Redentor. Dios a menudo usa aquellas cosas que una vez parecieron terribles para ayudar a otros a ver la verdadera esperanza, la alegría, el amor y la paz que podemos tener a través de Él, incluso en medio de las tormentas. 

Mi misión no es convertir a Daniel ni a nadie más, sino que mi misión es amarlo a él y a todo el mundo, mientras les animo a comenzar a caminar con Jesús. No se trata de no fallarle a Daniel; en realidad se trata de no fallarle a mi Padre celestial cuando dice que hable y yo no lo hago. El amor de Dios no cambia. Todo lo que quiero hacer es servirle y ver a otros ser liberados para encontrar su verdadero propósito, camino y libertad. 

¿Quién es una persona en tu vida en este momento que necesita saber acerca de Jesús? ¿Cómo podrías sacar una conversación con él o ella?