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PROVERBIOS 8:18-36

PROVERBIOS 8:18-36 DHHE

Doy riquezas y honra, grandes honores y prosperidad. Lo que yo doy es mejor que el oro más refinado; lo que ofrezco es mejor que la plata más fina. Yo voy por el camino recto, por las sendas de la justicia. A los que me aman les doy su parte: lleno sus casas de tesoros. “El Señor me creó al principio de su obra, antes de que comenzara a crearlo todo. Me formó en el principio del tiempo, antes de que creara la tierra. Me engendró antes de que existieran los grandes mares, antes de que brotaran los ríos y los manantiales. Antes de afirmar los cerros y los montes, el Señor ya me había engendrado; aún no había creado la tierra y sus campos, ni el polvo del que el mundo está formado. Cuando afirmó la bóveda del cielo sobre las aguas del gran mar, allí estaba yo. Cuando afirmó las nubes en el cielo y reforzó las fuentes del mar profundo; cuando ordenó a las aguas del mar no salirse de sus límites; cuando puso las bases de la tierra, allí estaba yo, fielmente, a su lado. Yo era su constante fuente de alegría, y jugueteaba en su presencia a todas horas; jugueteaba en el mundo creado, ¡me sentía feliz por el género humano! “Y ahora, hijos míos, escuchadme; seguid mi ejemplo y seréis felices. Atended a la instrucción; no rechacéis la sabiduría. ¡Feliz aquel que me escucha y día tras día se mantiene vigilante a las puertas de mi casa! Porque hallarme a mí es hallar la vida y ganarse la buena voluntad del Señor, pero apartarse de mí es poner la vida en peligro. ¡Odiarme es amar la muerte!”