LUCAS 17:11-37
LUCAS 17:11-37 DHHE
En su camino a Jerusalén, pasó Jesús entre las regiones de Samaria y Galilea. Al llegar a cierta aldea le salieron al encuentro diez hombres enfermos de lepra, que desde lejos gritaban: –¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros! Al verlos, Jesús les dijo: –Id a presentaros a los sacerdotes. Mientras iban, quedaron limpios de su enfermedad. Uno de ellos, al verse sanado, regresó alabando a Dios a grandes voces, y se inclinó hasta el suelo ante Jesús para darle las gracias. Este hombre era de Samaria. Jesús dijo: –¿Acaso no son diez los que quedaron limpios de su enfermedad? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Únicamente este extranjero ha vuelto para alabar a Dios? Y dijo al hombre: –Levántate y vete. Por tu fe has sido sanado. Los fariseos preguntaron a Jesús cuándo había de llegar el reino de Dios, y él les contestó: –La venida del reino de Dios no es posible de calcular. No se dirá: ‘Aquí está’ o ‘Allí está’, porque el reino de Dios ya está entre vosotros. Y dijo a sus discípulos: –Vendrán tiempos en que querréis ver siquiera uno de los días del Hijo del hombre, pero no lo veréis. Algunos dirán: ‘Aquí está’, o ‘Allí está’, pero no vayáis ni los sigáis. Porque así como el relámpago, con su resplandor, ilumina el cielo de uno a otro lado, así será el Hijo del hombre el día de su venida. Pero primero tiene que sufrir mucho y ser rechazado por la gente de este tiempo. Como sucedió en tiempos de Noé, sucederá también en los días en que venga el Hijo del hombre. La gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca, cuando llegó el diluvio y todos murieron. Y lo mismo pasó en los tiempos de Lot: la gente comía y bebía, compraba y vendía, sembraba y construía casas; pero cuando Lot salió de la ciudad de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y todos murieron. Así será el día en que se manifieste el Hijo del hombre. “Aquel día, el que se encuentre en la azotea y tenga sus cosas dentro de la casa, que no baje a sacarlas; y el que esté en el campo, que no regrese a su casa. ¡Acordaos de la mujer de Lot! El que trate de salvar su vida la perderá, pero el que la pierda, vivirá. “Os digo que aquella noche estarán dos en una misma cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán. Dos mujeres estarán moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán.” Le preguntaron entonces: –¿Dónde ocurrirá eso, Señor? Y él les contestó: –Donde esté el cadáver, allí se juntarán los buitres.