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LUCAS 17:11-37

LUCAS 17:11-37 Reina Valera 2020 (RV2020)

Y aconteció que yendo Jesús a Jerusalén pasaba entre Samaria y Galilea. Al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, que se quedaron a cierta distancia de él, y comenzaron a gritar: —¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros! Al verlos, les dijo: —Id y presentaos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban a presentarse quedaron limpios de lepra. Uno de ellos, al verse curado, volvió alabando a Dios a grandes voces y, postrado su rostro a los pies de Jesús, le dio las gracias. Era samaritano. Jesús le preguntó: —¿No son diez los que han quedado limpios? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Sólo este extranjero ha vuelto para alabar a Dios? Y le dijo: —Levántate y vete. Tu fe te ha salvado. Preguntado por los fariseos cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió: —El reino de Dios no viene como un hecho observable, ni dirán: «Aquí está», o «Allí está», porque el reino de Dios está entre vosotros. Y dijo a sus discípulos: —Tiempo vendrá cuando desearéis ver uno de los días del Hijo del Hombre y no lo veréis. Y os dirán: «Aquí está» o «Allí está». No vayáis ni los sigáis, porque como el relámpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro, así también será el Hijo del Hombre en su día. Pero primero es necesario que sufra mucho y sea rechazado por esta generación. Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca y vino el diluvio y los destruyó a todos. Asimismo, como sucedió en los días de Lot, cuando comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste. En aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas dentro de la casa, no baje a recogerlas; y el que esté en el campo, asimismo no vuelva a casa. Acordaos de la mujer de Lot. Todo el que pretenda salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvará. Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama: el uno será tomado y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo juntas: la una será tomada y la otra dejada. Dos estarán en el campo: el uno será tomado y el otro dejado. Le preguntaron: —¿Dónde ocurrirá, Señor? Él les dijo: —Donde esté el cadáver, allí se juntarán también los buitres.

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LUCAS 17:11-37 La Palabra (versión española) (BLP)

En su camino hacia Jerusalén, Jesús transitaba entre Samaría y Galilea. Al llegar a cierta aldea, le salieron al encuentro diez leprosos que, desde lejos, comenzaron a gritar: —¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros! Jesús, al verlos, les dijo: —Id a presentaros a los sacerdotes. Y sucedió que, mientras iban a presentarse, quedaron limpios de su lepra. Uno de ellos, al verse curado, regresó alabando a Dios a grandes voces. Y, postrado rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba las gracias. Se trataba de un samaritano. Jesús preguntó entonces: —¿No fueron diez los que quedaron limpios? Pues ¿dónde están los otros nueve? ¿Solo este extranjero ha vuelto para alabar a Dios? Y le dijo: —Levántate y vete. Tu fe te ha sanado. Los fariseos preguntaron a Jesús: —¿Cuándo vendrá el reino de Dios? Jesús les contestó: —El reino de Dios no vendrá a la vista de todos. No se podrá decir: «Está aquí» o «Está allí». En realidad, el reino de Dios ya está entre vosotros. Dijo también Jesús a sus discípulos: —Tiempo vendrá en que desearéis ver siquiera uno de los días del Hijo del hombre, pero no lo veréis. Entonces os dirán: «Mirad, está aquí», o bien, «Está allí»; pero no vayáis ni hagáis caso de ellos, porque el Hijo del hombre, en el día de su venida, será como un relámpago que ilumina el cielo de un extremo a otro. Pero antes tiene que sufrir mucho y ser rechazado por esta gente de hoy. El tiempo de la venida del Hijo del hombre puede compararse a lo que sucedió en tiempos de Noé: hasta el momento mismo en que Noé entró en el arca, todo el mundo comía, bebía y se casaba. Pero vino el diluvio y acabó con todos. Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: todos comían, bebían, compraban, vendían, sembraban y construían casas. Pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y acabó con todos. Así será el día en que se manifieste el Hijo del hombre. El que entonces esté en la azotea y tenga sus cosas dentro de la casa, no baje a recogerlas; y el que esté en el campo, no vuelva tampoco a su casa. ¡Acordaos de la mujer de Lot! El que pretenda salvar su vida, la perderá; en cambio, el que la pierda, ese la recobrará. Os digo que en aquella noche estarán dos acostados en la misma cama: a uno se lo llevarán y dejarán al otro. Dos mujeres estarán moliendo juntas: a una se la llevarán y dejarán a la otra. [ Dos hombres estarán trabajando en el campo: a uno se lo llevarán y dejarán al otro]. Al oír esto, preguntaron a Jesús: —¿Dónde sucederá eso, Señor? Él les contestó: —¡Donde esté el cuerpo, allí se juntarán los buitres!

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LUCAS 17:11-37 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

En su camino a Jerusalén, pasó Jesús entre las regiones de Samaria y Galilea. Al llegar a cierta aldea le salieron al encuentro diez hombres enfermos de lepra, que desde lejos gritaban: –¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros! Al verlos, Jesús les dijo: –Id a presentaros a los sacerdotes. Mientras iban, quedaron limpios de su enfermedad. Uno de ellos, al verse sanado, regresó alabando a Dios a grandes voces, y se inclinó hasta el suelo ante Jesús para darle las gracias. Este hombre era de Samaria. Jesús dijo: –¿Acaso no son diez los que quedaron limpios de su enfermedad? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Únicamente este extranjero ha vuelto para alabar a Dios? Y dijo al hombre: –Levántate y vete. Por tu fe has sido sanado. Los fariseos preguntaron a Jesús cuándo había de llegar el reino de Dios, y él les contestó: –La venida del reino de Dios no es posible de calcular. No se dirá: ‘Aquí está’ o ‘Allí está’, porque el reino de Dios ya está entre vosotros. Y dijo a sus discípulos: –Vendrán tiempos en que querréis ver siquiera uno de los días del Hijo del hombre, pero no lo veréis. Algunos dirán: ‘Aquí está’, o ‘Allí está’, pero no vayáis ni los sigáis. Porque así como el relámpago, con su resplandor, ilumina el cielo de uno a otro lado, así será el Hijo del hombre el día de su venida. Pero primero tiene que sufrir mucho y ser rechazado por la gente de este tiempo. Como sucedió en tiempos de Noé, sucederá también en los días en que venga el Hijo del hombre. La gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca, cuando llegó el diluvio y todos murieron. Y lo mismo pasó en los tiempos de Lot: la gente comía y bebía, compraba y vendía, sembraba y construía casas; pero cuando Lot salió de la ciudad de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y todos murieron. Así será el día en que se manifieste el Hijo del hombre. “Aquel día, el que se encuentre en la azotea y tenga sus cosas dentro de la casa, que no baje a sacarlas; y el que esté en el campo, que no regrese a su casa. ¡Acordaos de la mujer de Lot! El que trate de salvar su vida la perderá, pero el que la pierda, vivirá. “Os digo que aquella noche estarán dos en una misma cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán. Dos mujeres estarán moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán.” Le preguntaron entonces: –¿Dónde ocurrirá eso, Señor? Y él les contestó: –Donde esté el cadáver, allí se juntarán los buitres.

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