JONÁS 1:4-11
JONÁS 1:4-11 DHHE
Pero el Señor hizo que soplara un viento muy fuerte, y se levantó en alta mar una tempestad tan violenta que parecía que el barco iba a hacerse pedazos. Los marineros estaban llenos de miedo, y cada cual invocaba a su dios. Por fin, para aligerar el barco, echaron toda la carga al mar. Mientras tanto, Jonás había bajado a la bodega del barco y se había quedado profundamente dormido. El capitán fue a donde estaba Jonás y le dijo: –¿Qué haces tú ahí, dormilón? ¡Levántate y clama a tu Dios! Tal vez quiera ocuparse de nosotros y nos ponga a salvo. Los marineros, entre tanto, se decían unos a otros: –Vamos a echar suertes, para ver quién tiene la culpa de esta desgracia. Echaron, pues, suertes, y Jonás resultó ser el culpable. Entonces le dijeron: –Dinos por qué nos ha venido esta desgracia. ¿Qué negocio te ha traído aquí? ¿De dónde vienes? ¿Cuál es tu país? ¿De qué raza eres? Jonás les contestó: –Soy hebreo, y rindo culto al Señor, el Dios del cielo, creador del mar y de la tierra. Jonás contó a los marineros que estaba huyendo del Señor; y ellos, al oirlo, y al ver el mar cada vez más agitado, sintieron aún más miedo y le preguntaron: –¿Por qué has hecho eso? ¿Y qué podemos hacer contigo para que el mar se calme?