JOB 5:1-17
JOB 5:1-17 DHHE
Grita, Job, a ver quién te responde. ¿A qué ángel vas a recurrir? Entregarse a la amargura o a la pasión es una necedad que lleva a la muerte. He visto al necio empezar a prosperar, mas su casa fue pronto destruida. Sus hijos no tienen quien les ayude; en los tribunales les tratan injustamente y no hay quien los defienda. Sus cosechas se las comen los hambrientos sacándolas de entre los espinos, y los sedientos les envidian sus riquezas. La maldad no brota del suelo; la desdicha no nace de la tierra: es el hombre quien causa la desdicha, así como del fuego salen volando las chispas. En tu lugar, yo me volvería a Dios y pondría mi causa en sus manos. ¡Él es quien hace tantas y tan grandes maravillas, cosas que nadie es capaz de comprender! Él envía la lluvia a la tierra y riega con ella los campos; él enaltece a los humildes y da seguridad a los afligidos; él desbarata los planes del astuto y los hace fracasar. Él atrapa a los astutos en su propia astucia y hace que fracasen sus planes malvados: ¡a plena luz del día andan a tientas, envueltos en tinieblas, como si fuera de noche! Dios salva al pobre y oprimido del poder de los malvados; él es la esperanza de los débiles, ¡él tapa la boca a los malvados! Feliz el hombre a quien Dios reprende; no rechaces la reprensión del Todopoderoso.