JOB 5:1-17
JOB 5:1-17 Reina Valera 2020 (RV2020)
Ahora, pues, da voces, a ver quién te responde. ¿A cuál de los santos te volverás? Es cierto que al necio lo mata la ira, y al codicioso lo consume la envidia. Yo he visto que el necio echaba raíces, y en la misma hora maldije su morada. Sus hijos carecerán de socorro: en la puerta serán quebrantados y no habrá quien los libre. Su cosecha se la comerán los hambrientos, aunque tengan que sacarla de entre los espinos; y los sedientos se beberán su hacienda. Porque la aflicción no sale del polvo, ni la fatiga brota de la tierra. Pero como las chispas se levantan para volar por el aire, así el ser humano nace para la desdicha. Ciertamente, yo buscaría a Dios y le encomendaría mi causa. Él hace cosas grandes e inescrutables, e incontables maravillas. Derrama la lluvia sobre la tierra y envía las aguas sobre los campos. Pone en alto a los humildes, y a los enlutados da seguridad. Frustra los pensamientos de los astutos, para hacer vana la obra de sus manos. Atrapa a los sabios en su propia astucia y frustra los planes de los perversos. A plena luz del día tropiezan con tinieblas; a mediodía andan a tientas, como si fuera de noche. Él libra de la espada al pobre, de la boca de los malvados y de la mano del violento; por eso, el necesitado tiene esperanza, pero la iniquidad cierra la boca. Dichoso aquel a quien Dios corrige; por tanto, no desprecies la reprensión del Todopoderoso.
JOB 5:1-17 La Palabra (versión española) (BLP)
Anda, grita, a ver quién te responde, ¿a qué santo vas ahora a recurrir? Al necio lo mata el despecho, y al simple lo remata la envidia. He visto a un necio echar raíces y de pronto hundirse su morada, a sus hijos metidos en problemas, acosados en un juicio, sin defensa. El hambriento devorará su cosecha —Dios se la quitará de entre los dientes— y el sediento beberá sus bienes. Pues la desgracia no germina del polvo, ni brota de la tierra el sufrimiento; nace para el dolor el ser humano como las chispas que se alzan volando. Yo que tú apelaría a Dios, confiaría a Dios mi causa. Él hace prodigios misteriosos, realiza maravillas sin cuento: derrama lluvia sobre la tierra, envía el agua a los campos; pone a los humildes en lo alto, en lugar seguro a los afligidos; frustra los planes del astuto, hace que fracasen sus intrigas; enreda en su astucia a los sabios, arruina los planes tortuosos; en pleno día se topan con tinieblas, van a tientas lo mismo que de noche. Pero salva al pobre de lenguas afiladas, lo libra de manos opresoras; así el indigente vive con esperanza, pues la maldad cierra su boca. ¡Dichoso aquel a quien Dios corrige! No rechaces la lección del Todopoderoso
JOB 5:1-17 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Grita, Job, a ver quién te responde. ¿A qué ángel vas a recurrir? Entregarse a la amargura o a la pasión es una necedad que lleva a la muerte. He visto al necio empezar a prosperar, mas su casa fue pronto destruida. Sus hijos no tienen quien les ayude; en los tribunales les tratan injustamente y no hay quien los defienda. Sus cosechas se las comen los hambrientos sacándolas de entre los espinos, y los sedientos les envidian sus riquezas. La maldad no brota del suelo; la desdicha no nace de la tierra: es el hombre quien causa la desdicha, así como del fuego salen volando las chispas. En tu lugar, yo me volvería a Dios y pondría mi causa en sus manos. ¡Él es quien hace tantas y tan grandes maravillas, cosas que nadie es capaz de comprender! Él envía la lluvia a la tierra y riega con ella los campos; él enaltece a los humildes y da seguridad a los afligidos; él desbarata los planes del astuto y los hace fracasar. Él atrapa a los astutos en su propia astucia y hace que fracasen sus planes malvados: ¡a plena luz del día andan a tientas, envueltos en tinieblas, como si fuera de noche! Dios salva al pobre y oprimido del poder de los malvados; él es la esperanza de los débiles, ¡él tapa la boca a los malvados! Feliz el hombre a quien Dios reprende; no rechaces la reprensión del Todopoderoso.
JOB 5:1-17 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
»Llama, si quieres, pero ¿habrá quien te responda? ¿A cuál de los dioses te dirigirás? El resentimiento mata a los necios; la envidia mata a los insensatos. Yo mismo he visto al necio echar raíces, pero de pronto su casa fue maldecida. Sus hijos distan mucho de estar a salvo; en el tribunal son oprimidos, y nadie los defiende. Los hambrientos se comen su cosecha, y la recogen de entre las espinas; los sedientos se beben sus riquezas. Y, aunque las penas no brotan del suelo, ni los sufrimientos provienen de la tierra, con todo, el hombre nace para sufrir, tan cierto como que las chispas vuelan. »Si se tratara de mí, yo apelaría a Dios; ante él expondría mi caso. Él realiza maravillas insondables, portentos que no pueden contarse. Él derrama lluvia sobre la tierra y envía agua sobre los campos. Él enaltece a los humildes y da seguridad a los enlutados. Él deshace las maquinaciones de los astutos, para que no prospere la obra de sus manos. Él atrapa a los astutos en su astucia, y desbarata los planes de los malvados. De día estos se topan con las tinieblas; a plena luz andan a tientas, como si fuera de noche. Pero a los menesterosos los salva de la opresión de los poderosos y de su lengua viperina. Así es como los pobres recobran la esperanza, y a la injusticia se le tapa la boca. »¡Qué feliz es el hombre a quien Dios corrige! No menosprecies la disciplina del Todopoderoso.