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OSEAS 2:1-16

OSEAS 2:1-16 DHHE

Entonces diréis a vuestros hermanos: “Pueblo de Dios”, y a vuestras hermanas: “Compadecidas”. El Señor dice: “¡Acusad a vuestra madre, acusadla, porque ella no es ya mi esposa ni yo soy su marido! ¡Que deje de mostrarse como una prostituta! ¡Que aparte de sus pechos a sus amantes! Si no lo hace, la dejaré del todo desnuda: la pondré como el día en que nació, la convertiré en un desierto, en pura tierra seca, y la haré morir de sed. No me compadeceré de sus hijos, pues son fruto de su prostitución. Su madre se prostituyó; perdió el honor, cuando dijo: ‘Iré en busca de mis amantes, los que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mis bebidas.’ “Por eso cerraré con espinos su camino y pondré una cerca a su alrededor, para que no encuentre sus senderos. Seguirá a sus amantes, pero no los alcanzará; los buscará, pero no los encontrará. Dirá entonces: ‘Volveré a mi primer marido, pues con él me iba mejor que ahora.’ “Pero ella no reconoció que era yo quien le daba el trigo, el vino y el aceite; que era yo quien le aumentaba la plata y el oro con que fabricó sus ídolos. Por lo tanto, volveré y tomaré mi trigo y mi vino en el tiempo de su cosecha, y recogeré mi lana y mi lino, que le había dado para cubrirse. A la vista de sus amantes pondré su desnudez al descubierto. ¡Nadie la librará de mi mano! Pondré fin a su alegría, a sus fiestas y lunas nuevas, a sus sábados y a todas sus festividades. Destruiré sus viñas y sus higueras, de las que ella decía: ‘Este es el pago que me dieron mis amantes.’ Las convertiré en un matorral y se las comerán los animales salvajes. Voy a castigarla por el tiempo que pasó ofreciendo incienso a los ídolos, cuando se adornaba con anillos y collares para seguir a sus amantes olvidándose de mí. Yo, el Señor, lo afirmo. “Yo la voy a enamorar: la llevaré al desierto y le hablaré al corazón. Luego le devolveré sus viñas y convertiré el valle de Acor en puerta de esperanza para ella. Allí me responderá como en su juventud, como en el día en que salió de Egipto. Entonces me llamará ‘Marido mío’, en vez de llamarme ‘Baal mío’. Yo, el Señor, lo afirmo.

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