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ROMANOS 5:6-17

ROMANOS 5:6-17 RV2020

Cuando aún éramos débiles, a su tiempo, Cristo murió por los impíos. En realidad, es difícil que alguien muera por un justo; aunque pudiera ser que alguien tuviera el valor de morir por una persona buena. Sin embargo, Dios demuestra su amor por nosotros en que, cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Con mucha más razón, ahora que ya hemos sido justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque, si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, al estar reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no solo esto, sino que también nos enorgullecemos en Dios por nuestro Señor Jesucristo, por quien ahora hemos recibido la reconciliación. Por tanto, del mismo modo en que el pecado entró en el mundo por un hombre y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a toda la humanidad, por cuanto todos pecaron. Antes de la ley ya había pecado en el mundo; pero como no había ley el pecado no se imputaba. No obstante, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, también sobre los que no habían pecado de un modo semejante a la rebelión de Adán, el cual es figura del que había de venir. Pero el don no fue como el delito, porque si por el delito de uno muchos murieron, la gracia y el don de Dios abundaron para muchos por la gracia de un hombre, Jesucristo. Y con el don no sucede como en el caso de uno que pecó, porque por un lado el juicio vino a causa de uno que pecó para condenación, pero por otro lado la gracia vino a causa de muchos delitos para justificación. Pues, si por un delito reinó la muerte, por causa de uno, mucho más reinarán por medio de uno, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.

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