GÉNESIS 24:26-56
GÉNESIS 24:26-56 RV2020
El hombre entonces se inclinó y adoró al Señor, y dijo: —Bendito sea el Señor, Dios de mi amo Abrahán, que no apartó de mi amo su misericordia y su verdad, y que me ha guiado en el camino a casa de los hermanos de mi amo. La muchacha corrió a la casa de su madre, y contó allí estas cosas. Rebeca tenía un hermano que se llamaba Labán, el cual salió a toda prisa hacia la fuente para ver al hombre. Y cuando vio el pendiente y los brazaletes en las manos de su hermana, que decía: «Así me ha hablado aquel hombre», fue adonde él estaba; lo encontró con los camellos, junto a la fuente, y le dijo: —Ven, bendito del Señor, ¿por qué estás fuera? He preparado la casa, y el lugar para los camellos. Entonces el hombre vino a la casa, y Labán desató los camellos; les dio paja y forraje, y al criado le dio agua para lavar sus pies, y los pies de los hombres que con él venían. Luego le pusieron delante qué comer; pero él dijo: —No comeré hasta que haya dicho mi mensaje. —Habla —dijo Labán. Y el hombre replicó: —Soy criado de Abrahán. El Señor ha bendecido mucho a mi amo, y él se ha engrandecido; le ha dado ovejas y vacas, plata y oro, siervos y siervas, camellos y asnos. Sara, mujer de mi amo, dio a luz en su vejez un hijo a mi señor, quien le ha dado a él todo cuanto tiene. Mi amo me hizo jurar: «No tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, en cuya tierra habito, sino que irás a la casa de mi padre, a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo». Yo dije: «Quizá la mujer no quiera seguirme». Entonces él me respondió: «El Señor, en cuya presencia he andado, enviará contigo su ángel y prosperará tu camino; y tomarás para mi hijo mujer de mi familia y de la casa de mi padre. Entonces quedarás libre de mi juramento, cuando hayas llegado a mi familia: si no te la dan, quedarás libre de mi juramento». Llegué, pues, hoy a la fuente y dije: «Señor, Dios de mi señor Abrahán, si tú has de prosperar ahora el camino por el cual ando, permite que, mientras estoy junto a la fuente de agua, la muchacha que salga a buscar agua y a quien yo diga: “Dame de beber, te ruego, un poco de agua de tu cántaro”, y ella me responda: “Bebe tú, y también para tus camellos sacaré agua”, sea esta la mujer que ha destinado el Señor para el hijo de mi señor». Antes de que acabara de hablar en mi corazón, vi a Rebeca que salía con su cántaro sobre el hombro; descendió a la fuente, y sacó agua. Entonces le dije: «Te ruego que me des de beber». Ella, al instante, bajó su cántaro del hombro y dijo: «Bebe, y también a tus camellos daré de beber». Yo bebí, y dio también de beber a mis camellos. Entonces le pregunté: «¿De quién eres hija?». Ella respondió: «Soy hija de Betuel hijo de Nacor, el hijo que le dio Milca». Le puse, pues, un pendiente en la nariz, y brazaletes en los brazos. Luego me incliné, adoré al Señor y bendije al Señor, Dios de mi señor Abrahán, que me había guiado por un camino recto para tomar a la hija del hermano de mi señor para su hijo. Ahora, pues, decidme si vais a mostrar lealtad y fidelidad a mi amo; y si no, decídmelo también, para que pueda actuar en consecuencia. Entonces Labán y Betuel respondieron: —Del Señor ha salido esto; no podemos hablarte ni mal ni bien. Ahí está Rebeca, delante de ti: tómala y vete, y sea mujer del hijo de tu señor, como lo ha dicho el Señor. Cuando el criado de Abrahán oyó estas palabras, se inclinó a tierra ante el Señor. Después sacó el criado alhajas de plata, alhajas de oro y vestidos, y los dio a Rebeca; también dio cosas preciosas a su hermano y a su madre. Luego comieron y bebieron, él y los hombres que venían con él, y pasaron allí la noche. Por la mañana, al levantarse, el criado dijo: —Enviadme a mi señor. Pero el hermano y la madre de Rebeca respondieron: —Espere la muchacha con nosotros al menos diez días, y después irá. Él les dijo: —No me detengáis, ya que el Señor ha prosperado mi camino; despachadme para que regrese donde está mi señor.