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GÉNESIS 24:26-56

GÉNESIS 24:26-56 BLP

Entonces el hombre se arrodilló y adoró al Señor, diciendo: —¡Bendito sea el Señor, el Dios de mi amo Abrahán, que no ha dejado de manifestar con mi amo su amor y su fidelidad guiando mis pasos hasta la casa de sus parientes! La muchacha corrió a casa a contárselo todo a su madre. Rebeca tenía un hermano llamado Labán. Este, apenas vio el anillo y los brazaletes de su hermana y oyó contar todo lo que aquel hombre le había dicho a Rebeca, salió corriendo hacia la fuente en busca del hombre. Al llegar, lo encontró con sus camellos junto a la fuente. Y le dijo: —Ven, bendito del Señor, no te quedes ahí fuera. Ya he preparado alojamiento y un lugar para los camellos. El hombre entró en la casa. Enseguida Labán desaparejó los camellos, les dio agua y forraje, y llevó agua para que el criado de Abrahán y sus acompañantes lavaran sus pies. Cuando le ofrecieron de comer, el criado dijo: —No probaré bocado hasta que no diga lo que tengo que decir. Labán le dijo: —Habla. Y él dijo: —Soy criado de Abrahán. El Señor ha bendecido mucho a mi amo y lo ha colmado de riquezas; le ha dado ovejas y vacas, oro y plata, criados y criadas, camellos y asnos. Y Sara, su mujer, siendo ya anciana, le ha dado un hijo que lo heredará todo. Mi amo me hizo jurar, diciendo: «No busques esposa para mi hijo de entre las hijas de los cananeos en cuya tierra habito, sino que irás a la casa de mi padre y escogerás a una que sea de mi clan». Y yo pregunté a mi amo: «¿Y si la mujer no quiere venir conmigo?». Entonces él me contestó: «Yo no me he apartado del camino del Señor. Por tanto él enviará a su ángel para que te guíe y dé éxito a tu viaje encontrando una esposa para mi hijo en casa de mi padre; una que sea de mi clan. Solo quedarás libre del juramento que me haces si, aunque vayas adonde vive mi clan, ellos no te conceden a la muchacha». Cuando hoy llegué a la fuente, dije: «Señor, Dios de mi amo Abrahán, si es tu voluntad, lleva a feliz término la misión que he venido a realizar. Yo me pondré junto a la fuente y pediré a la muchacha que venga a sacar agua, que me deje beber un poco de agua de su cántaro. Si ella me responde: “Bebe, y también sacaré agua para tus camellos”, sabré que ella es la que tú, Señor, has escogido para el hijo de mi amo». Todavía no había yo terminado de orar, cuando salía Rebeca con el cántaro al hombro; bajó a la fuente, sacó agua, y yo le dije: «Dame de beber, por favor». Ella bajó enseguida su cántaro y me dijo: «Bebe, y también daré de beber a tus camellos». Yo bebí y ella abrevó mis camellos. Luego le pregunté: «¿De quién eres hija?». Y ella respondió: «Soy hija de Betuel, el hijo de Milcá y de Najor». Entonces le puse el anillo en la nariz y los brazaletes en los brazos. Luego me incliné para adorar al Señor y bendije al Señor, Dios de mi amo Abrahán, por haberme guiado por el buen camino para llevar la hija de su pariente al hijo de mi amo. Ahora pues, decidme si vais a mostrar lealtad y fidelidad a mi amo; y si no, decídmelo también, para que pueda actuar en consecuencia. Entonces Labán y Betuel le respondieron: —Esto es cosa del Señor, y no nos corresponde a nosotros decir si está bien o está mal. Aquí tienes a Rebeca; tómala y vete; que sea la mujer del hijo de tu amo, tal como el Señor ha dispuesto. Cuando el criado de Abrahán escuchó estas palabras, se postró en tierra ante el Señor. Después sacó joyas de oro y plata, además de vestidos, y se lo dio todo a Rebeca. Y también entregó regalos a su hermano y a su madre. Después, el criado y sus acompañantes comieron y bebieron, y pasaron allí la noche. A la mañana siguiente, cuando se levantaron, el criado de Abrahán dijo: —Permitidme que regrese con mi amo. Pero el hermano y la madre de Rebeca le respondieron: —Deja que la muchacha se quede con nosotros unos diez días. Luego puede irse contigo. Pero el criado insistió: —Ya que el Señor ha dado éxito a mi viaje, no me entretengáis; dejadme regresar con mi amo.