DANIEL 2:1-49
DANIEL 2:1-49 RV2020
En el segundo año del reinado de Nabucodonosor, tuvo el rey sueños que perturbaron su espíritu y no le dejaron dormir. Hizo llamar a magos, astrólogos, encantadores y caldeos, para que le explicaran sus sueños. Vinieron y se presentaron delante del rey. Él les dijo: —He tenido un sueño, y me encuentro muy perturbado, pues quiero conocer su significado. Entonces hablaron los caldeos al rey en lengua aramea: —¡Rey, para siempre vive! Cuenta el sueño a tus siervos, y te daremos la interpretación. Respondió el rey y dijo a los caldeos: —El asunto lo he olvidado; pero si no me contáis el sueño y su interpretación, seréis hechos pedazos y vuestras casas serán convertidas en un montón de escombros. Pero si me contáis el sueño y su interpretación, recibiréis de mí dones, favores y gran honra. Decidme, pues, el sueño y su interpretación. Respondieron por segunda vez, y dijeron: —Cuente el rey el sueño a sus siervos, y le daremos la interpretación. El rey respondió y dijo: —Estoy plenamente convencido de que intentáis ganar tiempo, porque veis que ya he decidido lo que haré. Si no me contáis el sueño, una sola sentencia hay para vosotros. No me cabe la más mínima duda de que preparáis una respuesta mentirosa y perversa que decir delante de mí, entre tanto que pasa el tiempo. Contadme lo que soñé; de ese modo me convenceré de que también sois capaces de interpretarlo. Los caldeos respondieron al rey: —No hay nadie en el mundo que pueda resolver lo que pide su majestad. Además, ningún rey, príncipe ni señor preguntó cosa semejante a ningún mago ni astrólogo ni caldeo. Porque lo que pide su majestad es difícil, y nadie puede darlo a conocer al rey, salvo los dioses, que no habitan entre los mortales. Por esto el rey, con ira y con gran enojo, mandó que mataran a todos los sabios de Babilonia. Cuando se publicó el edicto que decretaba la muerte de todos sabios, buscaron a Daniel y a sus compañeros para matarlos también. Entonces Daniel habló sabia y prudentemente a Arioc, capitán de la guardia del rey, que había salido para matar a los sabios de Babilonia. Dijo a Arioc, capitán del rey: —¿Por qué este edicto real se ha publicado tan apresuradamente? Entonces Arioc hizo saber a Daniel lo que había; y Daniel entró y pidió al rey que le concediera tiempo, pues él daría al rey la interpretación. Luego se fue Daniel a su casa e hizo saber a Ananías, Misael y Azarías, sus compañeros, lo que sucedía y les pidió que imploraran la misericordia del Dios del cielo para poder descifrar aquel misterio. De otro modo, Daniel y sus compañeros morirían junto con los demás sabios de Babilonia. Durante la noche, Daniel recibió en una visión la respuesta al misterio. Entonces alabó al Dios del cielo con estas palabras: Sea bendito el nombre de Dios para siempre jamás, porque suyos son el poder y la sabiduría. Él cambia los tiempos y las edades, quita reyes y pone reyes; da la sabiduría a los sabios y la ciencia a los entendidos. Él revela lo profundo y lo escondido, conoce lo que está en tinieblas y con él mora la luz. A ti, Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me has revelado lo que te pedimos, pues nos has dado a conocer el asunto del rey. Después de esto, fue Daniel a Arioc, al cual el rey le había ordenado matar a los sabios de Babilonia, y le dijo: —No mates a los sabios de Babilonia; llévame a la presencia del rey, y yo le daré la interpretación. Entonces Arioc se dio mucha prisa en llevar a Daniel ante el rey, y le dijo así: —He hallado un hombre de los deportados de Judá, el cual dará al rey la interpretación. Preguntó el rey a Daniel, al cual llamaban Beltsasar: —¿Podrás tú hacerme conocer el sueño que vi, y su interpretación? Daniel respondió al rey: —El misterio que su majestad demanda, ni sabios ni astrólogos, ni magos ni adivinos podrían revelárselo. Pero hay un Dios en los cielos que revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los últimos días. Estos son tu sueño y las visiones que has tenido en tu cama: Mientras estabas tú, mi rey, en tu cama, reflexionabas intentando saber lo que sucederá en el futuro; y el que revela los misterios te mostró lo que sucederá. Y a mí me ha sido revelado este misterio, no porque en mí haya más sabiduría que en los demás seres vivientes, sino para que se dé a conocer al rey la interpretación y para que entiendas los pensamientos de tu corazón. Tú, mi rey, veías en tu sueño una gran estatua. Era muy grande y su gloria, muy sublime. Estaba en pie delante de ti y su aspecto era terrible. La cabeza de la estatua era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido. Estabas mirando, hasta que una piedra que nadie contó se desprendió, e hirió a la estatua en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Pero la piedra que hirió a la estatua se convirtió en un gran monte que llenó toda la tierra. Este fue el sueño. Ahora le ofreceremos a su majestad la interpretación. Tú, mi rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. Dondequiera que habitan seres humanos, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tus manos, y te ha dado el dominio sobre todo. Tú eres aquella cabeza de oro. Después de ti se levantará otro reino, inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra. Y el cuarto reino será fuerte como el hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, así él lo desmenuzará y destruirá todo. Lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; pero habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste el hierro mezclado con barro cocido. Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, este reino será en parte fuerte y en parte frágil. Así como viste el hierro mezclado con barro, así se mezclarán por medio de matrimonios concertados; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro. En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que jamás será destruido ni entregado a otro pueblo; sino que desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, de la manera que viste que del monte se desprendió una piedra sin que nadie la cortara, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado a su majestad lo que sucederá en el futuro. El sueño es verdadero, y su interpretación es fiel. Entonces el rey Nabucodonosor se postró sobre su rostro, se humilló ante Daniel, y mandó que le ofrecieran presentes e incienso. El rey dijo a Daniel: —Está claro que vuestro Dios es el Dios de los dioses, el Señor de los reyes y el que revela los misterios, pues has podido revelar este misterio. Entonces el rey exaltó a Daniel, le dio muchos honores y grandes dones, y lo hizo gobernador de toda la provincia de Babilonia y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia. Daniel solicitó y obtuvo del rey que pusiera sobre los negocios de la provincia de Babilonia a Sadrac, Mesac y Abed-nego; y Daniel estaba en la corte del rey.