DANIEL 2:1-49
DANIEL 2:1-49 Reina Valera 2020 (RV2020)
En el segundo año del reinado de Nabucodonosor, tuvo el rey sueños que perturbaron su espíritu y no le dejaron dormir. Hizo llamar a magos, astrólogos, encantadores y caldeos, para que le explicaran sus sueños. Vinieron y se presentaron delante del rey. Él les dijo: —He tenido un sueño, y me encuentro muy perturbado, pues quiero conocer su significado. Entonces hablaron los caldeos al rey en lengua aramea: —¡Rey, para siempre vive! Cuenta el sueño a tus siervos, y te daremos la interpretación. Respondió el rey y dijo a los caldeos: —El asunto lo he olvidado; pero si no me contáis el sueño y su interpretación, seréis hechos pedazos y vuestras casas serán convertidas en un montón de escombros. Pero si me contáis el sueño y su interpretación, recibiréis de mí dones, favores y gran honra. Decidme, pues, el sueño y su interpretación. Respondieron por segunda vez, y dijeron: —Cuente el rey el sueño a sus siervos, y le daremos la interpretación. El rey respondió y dijo: —Estoy plenamente convencido de que intentáis ganar tiempo, porque veis que ya he decidido lo que haré. Si no me contáis el sueño, una sola sentencia hay para vosotros. No me cabe la más mínima duda de que preparáis una respuesta mentirosa y perversa que decir delante de mí, entre tanto que pasa el tiempo. Contadme lo que soñé; de ese modo me convenceré de que también sois capaces de interpretarlo. Los caldeos respondieron al rey: —No hay nadie en el mundo que pueda resolver lo que pide su majestad. Además, ningún rey, príncipe ni señor preguntó cosa semejante a ningún mago ni astrólogo ni caldeo. Porque lo que pide su majestad es difícil, y nadie puede darlo a conocer al rey, salvo los dioses, que no habitan entre los mortales. Por esto el rey, con ira y con gran enojo, mandó que mataran a todos los sabios de Babilonia. Cuando se publicó el edicto que decretaba la muerte de todos sabios, buscaron a Daniel y a sus compañeros para matarlos también. Entonces Daniel habló sabia y prudentemente a Arioc, capitán de la guardia del rey, que había salido para matar a los sabios de Babilonia. Dijo a Arioc, capitán del rey: —¿Por qué este edicto real se ha publicado tan apresuradamente? Entonces Arioc hizo saber a Daniel lo que había; y Daniel entró y pidió al rey que le concediera tiempo, pues él daría al rey la interpretación. Luego se fue Daniel a su casa e hizo saber a Ananías, Misael y Azarías, sus compañeros, lo que sucedía y les pidió que imploraran la misericordia del Dios del cielo para poder descifrar aquel misterio. De otro modo, Daniel y sus compañeros morirían junto con los demás sabios de Babilonia. Durante la noche, Daniel recibió en una visión la respuesta al misterio. Entonces alabó al Dios del cielo con estas palabras: Sea bendito el nombre de Dios para siempre jamás, porque suyos son el poder y la sabiduría. Él cambia los tiempos y las edades, quita reyes y pone reyes; da la sabiduría a los sabios y la ciencia a los entendidos. Él revela lo profundo y lo escondido, conoce lo que está en tinieblas y con él mora la luz. A ti, Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me has revelado lo que te pedimos, pues nos has dado a conocer el asunto del rey. Después de esto, fue Daniel a Arioc, al cual el rey le había ordenado matar a los sabios de Babilonia, y le dijo: —No mates a los sabios de Babilonia; llévame a la presencia del rey, y yo le daré la interpretación. Entonces Arioc se dio mucha prisa en llevar a Daniel ante el rey, y le dijo así: —He hallado un hombre de los deportados de Judá, el cual dará al rey la interpretación. Preguntó el rey a Daniel, al cual llamaban Beltsasar: —¿Podrás tú hacerme conocer el sueño que vi, y su interpretación? Daniel respondió al rey: —El misterio que su majestad demanda, ni sabios ni astrólogos, ni magos ni adivinos podrían revelárselo. Pero hay un Dios en los cielos que revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los últimos días. Estos son tu sueño y las visiones que has tenido en tu cama: Mientras estabas tú, mi rey, en tu cama, reflexionabas intentando saber lo que sucederá en el futuro; y el que revela los misterios te mostró lo que sucederá. Y a mí me ha sido revelado este misterio, no porque en mí haya más sabiduría que en los demás seres vivientes, sino para que se dé a conocer al rey la interpretación y para que entiendas los pensamientos de tu corazón. Tú, mi rey, veías en tu sueño una gran estatua. Era muy grande y su gloria, muy sublime. Estaba en pie delante de ti y su aspecto era terrible. La cabeza de la estatua era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido. Estabas mirando, hasta que una piedra que nadie contó se desprendió, e hirió a la estatua en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Pero la piedra que hirió a la estatua se convirtió en un gran monte que llenó toda la tierra. Este fue el sueño. Ahora le ofreceremos a su majestad la interpretación. Tú, mi rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. Dondequiera que habitan seres humanos, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tus manos, y te ha dado el dominio sobre todo. Tú eres aquella cabeza de oro. Después de ti se levantará otro reino, inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra. Y el cuarto reino será fuerte como el hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, así él lo desmenuzará y destruirá todo. Lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; pero habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste el hierro mezclado con barro cocido. Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, este reino será en parte fuerte y en parte frágil. Así como viste el hierro mezclado con barro, así se mezclarán por medio de matrimonios concertados; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro. En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que jamás será destruido ni entregado a otro pueblo; sino que desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, de la manera que viste que del monte se desprendió una piedra sin que nadie la cortara, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado a su majestad lo que sucederá en el futuro. El sueño es verdadero, y su interpretación es fiel. Entonces el rey Nabucodonosor se postró sobre su rostro, se humilló ante Daniel, y mandó que le ofrecieran presentes e incienso. El rey dijo a Daniel: —Está claro que vuestro Dios es el Dios de los dioses, el Señor de los reyes y el que revela los misterios, pues has podido revelar este misterio. Entonces el rey exaltó a Daniel, le dio muchos honores y grandes dones, y lo hizo gobernador de toda la provincia de Babilonia y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia. Daniel solicitó y obtuvo del rey que pusiera sobre los negocios de la provincia de Babilonia a Sadrac, Mesac y Abed-nego; y Daniel estaba en la corte del rey.
DANIEL 2:1-49 Reina Valera 2020 (RV2020)
En el segundo año del reinado de Nabucodonosor, tuvo el rey sueños que perturbaron su espíritu y no le dejaron dormir. Hizo llamar a magos, astrólogos, encantadores y caldeos, para que le explicaran sus sueños. Vinieron y se presentaron delante del rey. Él les dijo: —He tenido un sueño, y me encuentro muy perturbado, pues quiero conocer su significado. Entonces hablaron los caldeos al rey en lengua aramea: —¡Rey, para siempre vive! Cuenta el sueño a tus siervos, y te daremos la interpretación. Respondió el rey y dijo a los caldeos: —El asunto lo he olvidado; pero si no me contáis el sueño y su interpretación, seréis hechos pedazos y vuestras casas serán convertidas en un montón de escombros. Pero si me contáis el sueño y su interpretación, recibiréis de mí dones, favores y gran honra. Decidme, pues, el sueño y su interpretación. Respondieron por segunda vez, y dijeron: —Cuente el rey el sueño a sus siervos, y le daremos la interpretación. El rey respondió y dijo: —Estoy plenamente convencido de que intentáis ganar tiempo, porque veis que ya he decidido lo que haré. Si no me contáis el sueño, una sola sentencia hay para vosotros. No me cabe la más mínima duda de que preparáis una respuesta mentirosa y perversa que decir delante de mí, entre tanto que pasa el tiempo. Contadme lo que soñé; de ese modo me convenceré de que también sois capaces de interpretarlo. Los caldeos respondieron al rey: —No hay nadie en el mundo que pueda resolver lo que pide su majestad. Además, ningún rey, príncipe ni señor preguntó cosa semejante a ningún mago ni astrólogo ni caldeo. Porque lo que pide su majestad es difícil, y nadie puede darlo a conocer al rey, salvo los dioses, que no habitan entre los mortales. Por esto el rey, con ira y con gran enojo, mandó que mataran a todos los sabios de Babilonia. Cuando se publicó el edicto que decretaba la muerte de todos sabios, buscaron a Daniel y a sus compañeros para matarlos también. Entonces Daniel habló sabia y prudentemente a Arioc, capitán de la guardia del rey, que había salido para matar a los sabios de Babilonia. Dijo a Arioc, capitán del rey: —¿Por qué este edicto real se ha publicado tan apresuradamente? Entonces Arioc hizo saber a Daniel lo que había; y Daniel entró y pidió al rey que le concediera tiempo, pues él daría al rey la interpretación. Luego se fue Daniel a su casa e hizo saber a Ananías, Misael y Azarías, sus compañeros, lo que sucedía y les pidió que imploraran la misericordia del Dios del cielo para poder descifrar aquel misterio. De otro modo, Daniel y sus compañeros morirían junto con los demás sabios de Babilonia. Durante la noche, Daniel recibió en una visión la respuesta al misterio. Entonces alabó al Dios del cielo con estas palabras: Sea bendito el nombre de Dios para siempre jamás, porque suyos son el poder y la sabiduría. Él cambia los tiempos y las edades, quita reyes y pone reyes; da la sabiduría a los sabios y la ciencia a los entendidos. Él revela lo profundo y lo escondido, conoce lo que está en tinieblas y con él mora la luz. A ti, Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me has revelado lo que te pedimos, pues nos has dado a conocer el asunto del rey. Después de esto, fue Daniel a Arioc, al cual el rey le había ordenado matar a los sabios de Babilonia, y le dijo: —No mates a los sabios de Babilonia; llévame a la presencia del rey, y yo le daré la interpretación. Entonces Arioc se dio mucha prisa en llevar a Daniel ante el rey, y le dijo así: —He hallado un hombre de los deportados de Judá, el cual dará al rey la interpretación. Preguntó el rey a Daniel, al cual llamaban Beltsasar: —¿Podrás tú hacerme conocer el sueño que vi, y su interpretación? Daniel respondió al rey: —El misterio que su majestad demanda, ni sabios ni astrólogos, ni magos ni adivinos podrían revelárselo. Pero hay un Dios en los cielos que revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los últimos días. Estos son tu sueño y las visiones que has tenido en tu cama: Mientras estabas tú, mi rey, en tu cama, reflexionabas intentando saber lo que sucederá en el futuro; y el que revela los misterios te mostró lo que sucederá. Y a mí me ha sido revelado este misterio, no porque en mí haya más sabiduría que en los demás seres vivientes, sino para que se dé a conocer al rey la interpretación y para que entiendas los pensamientos de tu corazón. Tú, mi rey, veías en tu sueño una gran estatua. Era muy grande y su gloria, muy sublime. Estaba en pie delante de ti y su aspecto era terrible. La cabeza de la estatua era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido. Estabas mirando, hasta que una piedra que nadie contó se desprendió, e hirió a la estatua en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Pero la piedra que hirió a la estatua se convirtió en un gran monte que llenó toda la tierra. Este fue el sueño. Ahora le ofreceremos a su majestad la interpretación. Tú, mi rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. Dondequiera que habitan seres humanos, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tus manos, y te ha dado el dominio sobre todo. Tú eres aquella cabeza de oro. Después de ti se levantará otro reino, inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra. Y el cuarto reino será fuerte como el hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, así él lo desmenuzará y destruirá todo. Lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; pero habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste el hierro mezclado con barro cocido. Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, este reino será en parte fuerte y en parte frágil. Así como viste el hierro mezclado con barro, así se mezclarán por medio de matrimonios concertados; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro. En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que jamás será destruido ni entregado a otro pueblo; sino que desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, de la manera que viste que del monte se desprendió una piedra sin que nadie la cortara, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado a su majestad lo que sucederá en el futuro. El sueño es verdadero, y su interpretación es fiel. Entonces el rey Nabucodonosor se postró sobre su rostro, se humilló ante Daniel, y mandó que le ofrecieran presentes e incienso. El rey dijo a Daniel: —Está claro que vuestro Dios es el Dios de los dioses, el Señor de los reyes y el que revela los misterios, pues has podido revelar este misterio. Entonces el rey exaltó a Daniel, le dio muchos honores y grandes dones, y lo hizo gobernador de toda la provincia de Babilonia y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia. Daniel solicitó y obtuvo del rey que pusiera sobre los negocios de la provincia de Babilonia a Sadrac, Mesac y Abed-nego; y Daniel estaba en la corte del rey.
DANIEL 2:1-49 La Palabra (versión española) (BLP)
El año segundo de su reinado, Nabucodonosor tuvo unos sueños que turbaron su espíritu y no le dejaban dormir. El rey ordenó llamar a los magos, adivinos, hechiceros y astrólogos para que interpretaran sus sueños. Una vez que comparecieron ante su presencia, el rey les dijo: —He tenido un sueño y estoy intrigado por conocer su sentido. Los astrólogos respondieron al rey en arameo: —¡Larga vida al rey! Cuenta el sueño a tus siervos y daremos con su interpretación. El rey les respondió: —He tomado una determinación: como no me contéis el sueño y deis con su interpretación, seréis cortados en pedazos y vuestras casas serán demolidas. Pero, si me contáis el sueño y dais con su interpretación, os colmaré de regalos, obsequios y honores. Os conviene, pues, contarme el sueño y dar con su interpretación. Ellos insistieron: —Que el rey nos cuente su sueño y nosotros daremos con su interpretación. El rey respondió: —Me parece que intentáis ganar tiempo, pues sabéis que he tomado la determinación de haceros reos de una misma sentencia si no sois capaces de contarme el sueño. Seguro que os habéis puesto de acuerdo para mentirme y engañarme, en espera de que cambie la situación. Así que contadme de una vez el sueño; de ese modo me convenceré de que también sois capaces de interpretarlo. Los astrólogos respondieron al rey: —No hay nadie en el mundo que pueda responder a lo que pide su majestad. Y tampoco ha existido un rey, por muy grande y poderoso que haya sido, que haya preguntado cosa semejante a ningún mago, adivino o astrólogo. Lo que pide su majestad es algo muy difícil. Nadie puede darlo a conocer al rey, excepto los dioses, que no habitan entre los mortales. Entonces el rey se enfureció sobremanera y mandó acabar con todos los sabios de Babilonia. Una vez hecha pública la orden de matar a los sabios, se buscó a Daniel y a sus compañeros, pues también a ellos les afectaba la orden real. Pero cuando Arioc, jefe de la guardia real, iba a cumplir la orden de matar a los sabios de Babilonia, Daniel hizo gala de su prudencia y sensatez, y le preguntó: —¿Por qué ha promulgado el rey una orden tan severa? Cuando Arioc le puso al corriente de la situación, Daniel pidió audiencia y propuso al rey que le concediese un plazo para dar con la interpretación del sueño. Cuando volvió a casa, Daniel informó del asunto a sus compañeros Ananías, Misael y Azarías, y les pidió que imploraran la misericordia del Dios del cielo para poder descifrar aquel misterio. De otro modo, Daniel y sus compañeros morirían junto con los demás sabios de Babilonia. El misterio le fue revelado a Daniel en una visión nocturna. Entonces bendijo al Dios del cielo con estas palabras: Sea el nombre de Dios bendito por siempre; suyos son sabiduría y poder. Él hace que se alternen años y estaciones; él entroniza reyes y él mismo los destrona. Concede sabiduría a los sabios y ciencia a los perspicaces. Revela lo profundo y lo secreto, conoce lo que ocultan las sombras y la luz mora junto a él. Te alabo y te doy gracias, Dios de mis antepasados, pues me das sabiduría y poder, me revelas lo que habíamos pedido y me manifiestas el asunto del rey. Daniel fue después donde estaba Arioc, a quien el rey había dado orden de ejecutar a los sabios de Babilonia, y le dijo: —No ejecutes a los sabios de Babilonia. Preséntame ante el rey y yo le interpretaré el sueño. Arioc llevó a Daniel sin pérdida de tiempo ante el rey, y le dijo: —He encontrado entre los deportados de Judá a uno que dice ser capaz de interpretar el sueño de su majestad. El rey dijo a Daniel (apodado Baltasar): —¿De verdad eres capaz de contarme el sueño que he tenido y de interpretarlo? Daniel respondió: —No hay ningún sabio, adivino, mago o astrólogo capaz de descifrarle a su majestad ese misterio. En cambio, hay un Dios en el cielo que revela misterios y que ha dado a conocer al rey Nabucodonosor lo que sucederá al final de los tiempos. El sueño y las visiones que tuviste mientras dormías son como siguen: —Majestad, mientras estabas acostado, reflexionabas intentando saber lo que sucederá en el futuro. Pues bien, el que revela misterios te ha dado a conocer lo que sucederá. A mí precisamente se me ha revelado este misterio, no porque mi sabiduría sea superior a la de los demás, sino para poner en conocimiento de su majestad la interpretación del sueño y para que comprendas los pensamientos que te turban. Majestad, la visión que tuviste es la siguiente: Ante ti se alzaba una estatua enorme, de brillo deslumbrante y aspecto terrible. La cabeza de la estatua era de oro puro, su pecho y brazos de plata, y su vientre y sus caderas de bronce; sus piernas eran de hierro, y sus pies mitad de hierro y mitad de barro. Mientras la contemplabas, se desprendió una piedra sin que interviniera fuerza alguna, chocó contra los pies de hierro y barro de la estatua y los hizo añicos. Al mismo tiempo, todo quedó pulverizado: el hierro con el barro, el bronce, la plata y el oro. Todo quedó como el tamo de la era que el viento arrebata en verano sin dejar rastro. Pero la piedra que había chocado contra la estatua se convirtió en una montaña enorme, que cubrió toda la tierra. Este fue el sueño. Ahora le ofreceremos a su majestad la interpretación. Tú, majestad, rey de reyes, has recibido del Dios del cielo imperio, poder, fuerza y gloria. Él ha puesto en tus manos a los seres humanos, las bestias del campo y las aves del cielo, allí donde habiten, y te ha dado dominio sobre todo ello. Eso quiere decir que tú eres la cabeza de oro. Después de ti surgirá otro reino inferior al tuyo, y a continuación un tercer reino de bronce que dominará toda la tierra. Después aparecerá un cuarto reino, duro como el hierro que todo lo tritura y pulveriza; del mismo modo que el hierro, él triturará y pulverizará a todos los demás. Los pies y los dedos que viste, mitad de barro de alfarero y mitad de hierro, significan que habrá un reino dividido: será sólido como el hierro, pues viste cómo el barro estaba mezclado con hierro. Los dedos de los pies, mitad de hierro y mitad de barro, significan que el reino será al mismo tiempo sólido y frágil. Los linajes se mezclarán, del mismo modo que viste mezclados hierro y barro, pero no se fundirán, pues hierro y barro no pueden fundirse. En tiempo de estos reyes, el Dios del cielo hará que surja un reino que nunca será destruido. No cederá su poder a otros pueblos, antes bien hará trizas y aniquilará a los otros reinos; y él subsistirá para siempre. Este es el significado de la piedra que viste desprenderse del monte sin intervención de fuerza alguna, la piedra que hizo añicos el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha revelado a su majestad los acontecimientos del futuro. El sueño es verdadero, y su interpretación fidedigna. Entonces el rey Nabucodonosor cayó rostro en tierra ante Daniel y mandó que le presentaran ofrendas y le dieran perfumes. Después el rey dijo a Daniel: —Está claro que vuestro Dios es Dios de dioses, Señor de reyes y revelador de misterios, pues tú has conseguido desvelar este misterio. Después el rey honró a Daniel y le hizo muchos y magníficos regalos. Lo nombró gobernador de la provincia de Babilonia y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia. Daniel suplicó al rey que concediera la administración de la provincia de Babilonia a Sadrac, Mesac y Abednegó, y así lo hizo. Daniel, por su parte, se quedó en la corte.
DANIEL 2:1-49 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Durante el segundo año de su reinado, Nabucodonosor tuvo varios sueños, por causa de los cuales llegó a estar tan preocupado que no lograba dormir. En cierta ocasión hizo llamar a magos, adivinos, hechiceros y sabios, para que le explicaran aquellos sueños. Ellos fueron y se presentaron ante el rey, que les dijo: –He tenido un sueño, y estoy muy preocupado tratando de comprenderlo. Los sabios dijeron al rey, en arameo: –¡Viva Su Majestad para siempre! Cuente Su Majestad a estos sus servidores lo que ha soñado, y nosotros le explicaremos lo que significa. –Esta es mi decisión –contestó el rey–: Si no me decís qué es lo que soñé y lo que significa, seréis hechos pedazos y vuestras casas serán convertidas en un montón de escombros. Pero si me decís lo que soñé y lo que mi sueño significa, recibiréis regalos de mi parte, y favores y grandes honores. Así pues, decidme cuál fue mi sueño y explicadme su significado. Los sabios respondieron por segunda vez: –Cuéntenos Su Majestad lo que ha soñado y nosotros le explicaremos el significado. –Sé muy bien –contestó el rey– que vosotros tratáis de ganar tiempo, porque habéis oído mi decisión. Por tanto, si no me decís lo que he soñado sufriréis todos la misma condena, pues os habéis puesto de acuerdo para darme como respuesta mentiras y falsedades en espera de que cambie la situación. Decidme, pues, el sueño, y así sabré que también podéis explicarme su significado. –No hay en el mundo –respondieron los sabios– quien pueda decir lo que Su Majestad desea saber. Por otra parte, ningún rey, por grande y poderoso que haya sido, ha pedido jamás semejante cosa a ningún mago, adivino o sabio. Lo que Su Majestad pide es tan difícil, que nadie podrá decírselo, a no ser los dioses. ¡Pero ellos no viven entre los hombres! Al oir esto, el rey se puso furioso y ordenó matar a todos los sabios de Babilonia. Una vez publicada la orden, buscaron también a Daniel y a sus compañeros para quitarles la vida. Entonces Daniel habló de manera discreta y sensata con Arioc, el jefe de la guardia real, que ya se disponía a matar a los sabios. Le preguntó: –¿Por qué ha dado el rey esa orden tan terminante? Arioc le explicó el motivo. Entonces Daniel fue a ver al rey y le suplicó que le concediera algún tiempo para poder explicarle el sueño y su significado. Luego se fue a su casa e informó de todo a sus compañeros Ananías, Misael y Azarías, para que pidieran la ayuda del Dios del cielo sobre aquel misterio, a fin de que no los mataran junto con los otros sabios de Babilonia. Aquella noche el misterio le fue revelado a Daniel en una visión, por lo cual Daniel bendijo al Dios del cielo con estas palabras: “Bendito sea por siempre el nombre de Dios, porque suyos son la sabiduría y el poder. Él cambia los tiempos y las épocas; quita y pone reyes, y da sabiduría a los sabios e inteligencia a los inteligentes. Él revela las cosas profundas y secretas, y conoce lo que está en la oscuridad, pues la luz está con él. A ti, Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo porque me has hecho sabio y fuerte, y ahora me has hecho saber lo que te pedimos: nos has dado a conocer lo que preocupaba al rey.” Después de esto, Daniel fue a ver a Arioc, a quien el rey había ordenado matar a los sabios de Babilonia, y le dijo: –No mates a los sabios. Llévame ante el rey y yo le explicaré todo su sueño. En seguida Arioc llevó a Daniel ante el rey Nabucodonosor, y dijo al rey: –Entre los judíos desterrados he hallado un hombre que explicará a Su Majestad el significado de su sueño. Entonces el rey dijo a Daniel, a quien llamaban Beltsasar: –¿Puedes tú decirme qué soñé y lo que mi sueño significa? Daniel respondió: –No hay sabio, adivino, mago ni astrólogo que pueda explicar a Su Majestad el misterio que desea conocer. Pero hay un Dios en el cielo que revela los misterios, y él ha hecho saber a Su Majestad lo que va a pasar en el futuro. Voy a explicar a Su Majestad el sueño y las visiones que ha tenido mientras dormía: Su Majestad, hallándose en su cama, se puso a pensar en lo que va a suceder en el futuro, y el que revela los misterios se lo ha dado a conocer. También a mí me ha sido revelado este misterio, pero no porque yo sea más sabio que ningún otro, sino para que yo explique a Su Majestad lo que el sueño significa y que así Su Majestad pueda comprender los pensamientos que han venido a su mente. “En el sueño, Su Majestad veía que en su presencia se levantaba una estatua muy grande y brillante, y de aspecto terrible. La cabeza de la estatua era de oro puro; el pecho y los brazos, de plata; el vientre y los muslos, de bronce; las piernas, de hierro; y una parte de los pies era de hierro, y la otra de barro. Mientras Su Majestad la estaba mirando, se desprendió de un monte una piedra, y sin que nadie la empujara vino a dar contra los pies de la estatua y los destrozó. En un momento, el hierro, el barro, el bronce, la plata y el oro quedaron convertidos en polvo, como el que se levanta en verano cuando se trilla el trigo, y el viento se lo llevó sin dejar el menor rastro. Pero la piedra que dio contra la estatua se convirtió en una gran montaña que ocupó toda la tierra. “Este es el sueño. Y ahora voy a explicarle a Su Majestad lo que el sueño significa. Su Majestad es el más grande de todos los reyes, porque el Dios del cielo le ha dado el reino, el poder, la fuerza, el honor y el dominio sobre todos los lugares habitados por hombres, animales y aves; él lo ha puesto todo bajo el poder de Su Majestad, que es la cabeza de oro. Después del reino de Su Majestad habrá otro reino inferior al suyo, y luego un tercer reino, de bronce, que dominará sobre toda la tierra. Finalmente vendrá un cuarto reino, fuerte como el hierro; y así como el hierro lo destroza todo y lo destruye, así ese reino destrozará y destruirá a todos los otros reinos. “Su Majestad vio también que una parte de los pies y de los dedos era de barro, y la otra, de hierro; y esto quiere decir que será un reino dividido, aunque tendrá algo de la fortaleza del hierro, pues Su Majestad vio que el hierro estaba mezclado con el barro. Los dedos de los pies eran en parte de hierro y en parte de barro, y eso significa que el reino será fuerte y débil al mismo tiempo. Y así como Su Majestad vio el hierro mezclado con el barro, así los gobernantes de este reino se unirán por medio de alianzas matrimoniales; pero no podrán formar un solo cuerpo entre sí, como tampoco puede el hierro mezclarse con el barro. Durante el gobierno de esos reyes, el Dios del cielo establecerá un reino que jamás será destruido ni dominado por ninguna otra nación, sino que acabará por completo con todos los demás reinos, y durará para siempre. Eso es lo que significa la piedra que Su Majestad vio desprenderse del monte sin que nadie la hubiera empujado; piedra que convirtió en polvo el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha revelado a Su Majestad lo que va a suceder en el futuro. El sueño es verdadero, y su interpretación, cierta.” Entonces el rey Nabucodonosor se puso de rodillas delante de Daniel, inclinó la cabeza hasta el suelo y mandó que le ofrecieran sacrificios e incienso. Después dijo a Daniel: –Verdaderamente vuestro Dios es el más grande de todos los dioses; es el Señor de los reyes y el que revela los misterios, pues tú has podido descubrir este misterio. Luego el rey puso a Daniel en un alto cargo y le hizo muchos y espléndidos regalos. Además lo nombró gobernador de la provincia de Babilonia y jefe supremo de todos los sabios de aquella nación. A petición de Daniel, el rey puso a Sadrac, Mesac y Abed-negó en importantes cargos de la administración de la provincia de Babilonia. Daniel mismo se quedó en la corte del rey.
DANIEL 2:1-49 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
En el segundo año de su reinado, Nabucodonosor tuvo varios sueños que lo perturbaron y no le dejaban dormir. Mandó entonces que se reunieran los magos, hechiceros, adivinos y astrólogos de su reino para que le dijeran lo que había soñado. Una vez reunidos, y ya en presencia del rey, este les dijo: ―Tuve un sueño que me tiene preocupado, y quiero saber lo que significa. Los astrólogos le respondieron: ―¡Que viva el rey para siempre! Estamos a tu servicio. Cuéntanos el sueño, y nosotros te diremos lo que significa. Pero el rey les advirtió: ―Mi decisión ya está tomada: Si no me decís lo que soñé, ni me dais su interpretación, ordenaré que os corten en pedazos y que vuestras casas sean reducidas a cenizas. Pero, si me decís lo que soñé y me explicáis su significado, yo os daré regalos, recompensas y grandes honores. Así que comenzad por decirme lo que soñé, y luego explicadme su significado. Los astrólogos insistieron: ―Si el rey les cuenta a estos siervos suyos lo que soñó, nosotros le diremos lo que significa. Pero el rey les contestó: ―Mi decisión ya está tomada. Eso bien lo sabéis, y por eso queréis ganar tiempo. Si no me decís lo que soñé, ya sabéis lo que os espera. Os habéis puesto de acuerdo para venir ante mí con cuestiones engañosas y mal intencionadas, esperando que cambie yo de parecer. Decidme lo que soñé, y así sabré que sois capaces de darme su interpretación. Entonces los astrólogos le respondieron: ―¡No hay nadie en la tierra capaz de hacer lo que el rey nos pide! ¡Jamás a ningún rey se le ha ocurrido pedirle tal cosa a ningún mago, hechicero o astrólogo! Lo que el rey nos pide raya en lo imposible, y nadie podrá revelárselo, a no ser los dioses. ¡Pero ellos no viven entre nosotros! Tanto enfureció al rey la respuesta de los astrólogos que mandó ejecutar a todos los sabios de Babilonia. Se publicó entonces un edicto que decretaba la muerte de todos los sabios, de modo que se ordenó la búsqueda de Daniel y de sus compañeros para que fueran ejecutados. Cuando el comandante de la guardia real, que se llamaba Arioc, salió para ejecutar a los sabios babilonios, Daniel le habló con mucho tacto e inteligencia. Le dijo: «¿Por qué ha emitido el rey un edicto tan violento?» Y, una vez que Arioc le explicó cuál era el problema, Daniel fue a ver al rey y le pidió tiempo para poder interpretarle su sueño. Después volvió a su casa y les contó a sus amigos Ananías, Misael y Azarías cómo se presentaba la situación. Al mismo tiempo, les pidió que imploraran la misericordia del Dios del cielo en cuanto a ese sueño misterioso para que ni él ni sus amigos fueran ejecutados con el resto de los sabios babilonios. Durante la noche, Daniel recibió en una visión la respuesta al misterio. Entonces alabó al Dios del cielo y dijo: «¡Alabado sea por siempre el nombre de Dios! Suyos son la sabiduría y el poder. Él cambia los tiempos y las épocas, pone y depone reyes. A los sabios da sabiduría, y a los inteligentes, discernimiento. Él revela lo profundo y lo escondido, y sabe lo que se oculta en las sombras. ¡En él habita la luz! A ti, Dios de mis padres, te alabo y te doy gracias. Me has dado sabiduría y poder, me has dado a conocer lo que te pedimos, ¡me has dado a conocer el sueño del rey!» Entonces Daniel fue a ver a Arioc, a quien el rey había dado la orden de ejecutar a los sabios de Babilonia, y le dijo: ―No mates a los sabios babilonios. Llévame ante el rey, y le interpretaré el sueño que tuvo. Inmediatamente Arioc condujo a Daniel a la presencia del rey, y le dijo: ―Entre los exiliados de Judá he hallado a alguien que puede interpretar el sueño del rey. El rey le preguntó a Daniel, a quien los babilonios habían puesto por nombre Beltsasar: ―¿Puedes decirme lo que vi en mi sueño, y darme su interpretación? A esto Daniel respondió: ―No hay ningún sabio ni hechicero, ni mago o adivino, que pueda explicarte, oh rey, el misterio que te preocupa. Pero hay un Dios en el cielo que revela los misterios. Ese Dios te ha mostrado lo que tendrá lugar en los días venideros. Estos son el sueño y las visiones que pasaron por tu mente mientras dormías: Allí, en tu cama, rey, dirigiste tus pensamientos a las cosas por venir, y el que revela los misterios te mostró lo que va a suceder. Por lo que a mí toca, este misterio me ha sido revelado, no porque yo sea más sabio que el resto de la humanidad, sino para que llegues, rey, a conocer su interpretación y entiendas lo que pasaba por tu mente. »En tu sueño, oh rey, veías una estatua enorme, de tamaño impresionante y de aspecto horrible. La cabeza de la estatua era de oro puro, el pecho y los brazos eran de plata, el vientre y los muslos eran de bronce, y las piernas eran de hierro, lo mismo que la mitad de los pies, en tanto que la otra mitad era de barro cocido. De pronto, y mientras contemplabas la estatua, una roca que nadie desprendió vino y golpeó los pies de hierro y barro de la estatua, y los hizo pedazos. Con ellos se hicieron añicos el hierro y el barro, junto con el bronce, la plata y el oro. La estatua se hizo polvo, como el que vuela en el verano cuando se trilla el trigo. El viento barrió la estatua, y no quedó ni rastro de ella. En cambio, la roca que dio contra la estatua se convirtió en una montaña enorme que llenó toda la tierra. »Este fue el sueño que tuvo el rey, y este es su significado: Tú eres rey entre los reyes; el Dios del cielo te ha dado el reino, el poder, la majestad y la gloria. Además, ha puesto en tus manos a la humanidad entera, a las bestias del campo y a las aves del cielo. No importa dónde vivan, Dios ha hecho de ti el gobernante de todos ellos. ¡Tú eres la cabeza de oro! »Después de ti surgirá otro reino de menor importancia. Luego vendrá un tercer reino, que será de bronce, y dominará sobre toda la tierra. Finalmente, vendrá un cuarto reino, sólido como el hierro. Y así como el hierro todo lo rompe, destroza y pulveriza, este cuarto reino hará polvo a los otros reinos. »Veías que los pies y los dedos de la estatua eran mitad hierro y mitad barro cocido. El hierro y el barro que viste mezclados significan que este será un reino dividido, aunque tendrá la fuerza del hierro. Y, como los dedos eran también mitad hierro y mitad barro, este reino será medianamente fuerte y medianamente débil. Viste mezclados el hierro y el barro, dos elementos que no pueden fundirse entre sí. De igual manera, el pueblo será una mezcla que no podrá mantenerse unida. »En los días de estos reyes, el Dios del cielo establecerá un reino que jamás será destruido ni entregado a otro pueblo, sino que permanecerá para siempre y hará pedazos a todos estos reinos. Tal es el sentido del sueño donde la roca se desprendía de una montaña; roca que, sin la intervención de nadie, hizo añicos al hierro, al bronce, al barro, a la plata y al oro. El gran Dios te ha mostrado, rey, lo que tendrá lugar en el futuro. El sueño es verdadero, y esta interpretación, digna de confianza». Al oír esto, el rey Nabucodonosor se postró ante Daniel y le rindió pleitesía, ordenó que se le presentara una ofrenda e incienso, y le dijo: ―¡Tu Dios es el Dios de dioses y el Soberano de los reyes! ¡Tu Dios revela todos los misterios, pues fuiste capaz de revelarme este sueño misterioso! Luego el rey puso a Daniel en un puesto prominente y le colmó de regalos, le nombró gobernador de toda la provincia de Babilonia y jefe de todos sus sabios. Además, a solicitud de Daniel, el rey nombró a Sadrac, Mesac y Abednego administradores de la provincia de Babilonia. Daniel, por su parte, permaneció en la corte real.