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JUECES 11:1-15

JUECES 11:1-15 BLP

Jefté, el galaadita, era un valiente guerrero. Era hijo de una prostituta y su padre era Galaad. Pero Galaad tuvo también hijos de su esposa legítima. Cuando estos hijos crecieron, echaron de casa a Jefté diciéndole: —Tú no heredarás a nuestro padre, porque eres hijo de una mujer extraña. Jefté huyó lejos de sus hermanos y se quedó en el país de Tob. Se le unió una banda de gente miserable y juntos hacían incursiones. Andando el tiempo, los amonitas declararon la guerra a Israel. Cuando los amonitas atacaron a Israel, los ancianos de Galaad fueron al país de Tob a buscar a Jefté. Le dijeron: —Ven, sé nuestro caudillo en la guerra contra los amonitas. Pero Jefté respondió a los ancianos de Galaad: —¿No sois vosotros los que me odiabais y me echasteis de la casa de mi padre? ¿Por qué ahora, que estáis en un aprieto, acudís a mí? Los ancianos de Galaad replicaron a Jefté: —Por eso mismo ahora acudimos a ti: ven con nosotros, ataca a los amonitas y sé nuestro jefe y el de todos los que habitamos en Galaad. Jefté respondió a los ancianos de Galaad: —Si me hacéis volver para combatir a los amonitas y el Señor me los entrega, yo seré vuestro jefe. Respondieron a Jefté los ancianos de Galaad: —Que el Señor nos lo demande si no hacemos lo que dices. Jefté se fue con los ancianos de Galaad y el pueblo lo nombró su jefe y caudillo. Jefté repitió todas sus condiciones ante el Señor, en Mispá. Jefté envió mensajeros al rey de los amonitas con este mensaje: —¿Qué te he hecho yo para que vengas a atacarme en mi propia tierra? El rey de los amonitas respondió a los mensajeros de Jefté: —Cuando Israel salió de Egipto, se apoderó de mi tierra desde el Arnón hasta el Yaboc y el Jordán. Así que ahora devuélvemela y quedaremos en paz. Jefté envió de nuevo mensajeros al rey de los amonitas para decirle: —Esto dice Jefté: Israel no se apoderó ni de la tierra de Moab ni de la tierra de los amonitas.

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