2 SAMUEL 1:1-18
2 SAMUEL 1:1-18 BLP
Después de la muerte de Saúl, David había vuelto a Siclag tras derrotar a los amalecitas y estuvo allí dos días. Al tercer día llegó un hombre del campamento de Saúl, con la ropa destrozada y la cabeza cubierta de polvo. Cuando llegó ante David, se postró en tierra e hizo una reverencia. David le preguntó: —¿De dónde vienes? Y él le contestó: —He logrado escapar del campamento israelita. David le dijo: —¿Qué ha sucedido? Cuéntamelo. Y él respondió: —La tropa ha huido de la batalla y ha habido muchas bajas y muchos muertos entre la gente. También han muerto Saúl y su hijo Jonatán. David preguntó al muchacho que le informaba: —¿Cómo sabes que Saúl y su hijo Jonatán han muerto? El muchacho le contestó: —Yo me encontraba casualmente en el monte Guilboa, cuando vi a Saúl apoyado sobre su lanza y acosado por los carros y los jinetes. Entonces se volvió y, al verme, me llamó; y yo me puse a sus órdenes. Luego me preguntó quién era y yo le respondí que era un amalecita. Después me dijo: «Por favor, acércate y remátame, porque estoy agonizando y no acabo de morir». Así que me acerqué y lo rematé, pues comprendí que no sobreviviría a su caída. Luego tomé la corona de su cabeza y el brazalete de su brazo y se los traigo aquí a mi señor. Entonces David rasgó sus vestiduras, al igual que sus hombres. Hicieron duelo, lloraron y ayunaron hasta el atardecer por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo del Señor y por la casa de Israel, pues habían caído a espada. Luego David dijo al muchacho que le había traído la noticia: —¿De dónde eres? Él respondió: —Soy hijo de un emigrante amalecita. David le dijo: —¿Y cómo es que te has atrevido a levantar tu mano para matar al ungido del Señor? David llamó a uno de sus muchachos y le ordenó: —Acércate y ejecútalo. Él lo golpeó y lo mató. David añadió: —¡Eres responsable de tu propia muerte! Tú mismo te has delatado al confesar que habías matado al ungido del Señor. David entonó entonces esta elegía por Saúl y por su hijo Jonatán, mandando que la aprendiesen los habitantes de Judá. Está escrita en el Libro del Justo