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1 REYES 22:1-15

1 REYES 22:1-15 BLP

Pasaron tres años sin guerras entre Siria e Israel. Pero al tercer año, Josafat, rey de Judá, fue a visitar al rey de Israel. El rey de Israel dijo a sus oficiales: —Como bien sabéis, la ciudad de Ramot de Galaad es nuestra; pero nosotros no hacemos nada para rescatarla del dominio del rey de Siria. Luego preguntó a Josafat: —¿Quieres venir conmigo a atacar Ramot de Galaad? Josafat le respondió: —Yo, mi gente y mi caballería estamos a tu disposición. Josafat añadió al rey de Israel: —Consulta antes al Señor. El rey de Israel reunió a unos cuatrocientos profetas y les preguntó: —¿Puedo ir a atacar Ramot de Galaad o no? Ellos le respondieron: —Puedes ir, porque el Señor te la va a entregar. Pero Josafat preguntó: —¿No hay por aquí algún profeta del Señor al que podamos consultar? El rey de Israel le respondió: —Sí, aún queda alguien a través del cual podemos consultar al Señor: Miqueas, el hijo de Jimlá. Pero yo lo detesto, porque no me profetiza venturas, sino desgracias. Josafat le dijo: —El rey no debe hablar así. Entonces el rey de Israel llamó a un funcionario y le dijo: —¡Que venga inmediatamente Miqueas, el hijo de Jimlá! El rey de Israel y Josafat, el rey de Judá, estaban sentados en sus tronos con sus vestiduras reales, en la plaza de la entrada de Samaría, mientras todos los profetas profetizaban ante ellos. Sedecías, el hijo de Quenaná, se hizo unos cuernos de hierro y decía: —El Señor dice: «¡Con estos cuernos embestirás a los sirios hasta aniquilarlos!». Y todos los profetas profetizaban lo mismo: —¡Ataca Ramot de Galaad, que tendrás éxito! ¡El Señor la entregará al rey! Mientras, el mensajero que había ido a llamar a Miqueas le decía: —Ten en cuenta que los profetas están anunciado unánimemente la victoria al rey; procura, pues, que tu profecía coincida también con la suya y anuncia la victoria. Miqueas contestó: —¡Juro por el Señor que solo anunciaré lo que me diga el Señor! Cuando llegó ante el rey, este le preguntó: —Miqueas, ¿puedo ir a atacar Ramot de Galaad o no? Él le contestó: —Ataca, que tendrás éxito, pues el Señor te la entregará.