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Esposas y Madres: Las buenas madres edifican sus familias ¿Recibe cartas jactanciosas de Navidad, de sus amigos y parientes? Es muy desagradable recibirlas, ¿no le parece? No sé si quien escribe hace alarde de que sus hijos son espectaculares o se jacta de que es una madre fabulosa. Pero lo contrario es peor: una madre que menosprecia a sus hijos, que espera que fallen, o que es tan perfeccionista que nunca hay algo que sea suficientemente bueno para ella. Las madres solteras tienen un riesgo adicional para superar: ¿cómo hacer para no descargar en los hijos la frustración por la ausencia del padre? Uno de los regalos más grandes que una madre les puede dar a los hijos es el amor incondicional y la aceptación, así como nuestro Salvador nos ama y nos acepta. El evangelio de Jesús promete un desempeño basado en la aceptación y no una aceptación basada en el desempeño. Madres, cuiden sus palabras. Efesios 4:29 dice: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”. ¿Hay en su vida un niño al que puede ayudar a edificar hoy? Levante el teléfono y llámelo. Hágalo ahora mismo.