Àwọn Ẹsẹ Bíbélì Tí Ọ̀pọ̀ Èèyàn Mọ MARCOS 2

Pín

Y oyéndolo Jesús, les dijo: Los fuertes no tienen necesidad de medico, sino los enfermos. No vine para llamar a los justos, sino a los pecadores al arrepentimiento.

Al ver, pues, Jesús la fe de ellos, le dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.

Y les dijo: El sábado fue hecho a causa del hombre, no el hombre a causa del sábado.

Y como no pudieron acercarse a él por la multitud, abrieron el techo donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron la camilla en donde el enfermo estaba acostado.

Pero para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados—dijo al paralítico— A ti te digo: Levántate y toma tu lecho, y vete a tu casa.

¿Qué es más fácil, decirle al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate, y toma tu lecho, y anda?

Y se levantó de pronto, y tomando su lecho, salió delante de todos; de modo que se admiraron todos, y glorificaban a Dios, diciendo: ¡Jamás habíamos visto semejante cosa!