«Un nuevo día»ตัวอย่าง

«Un nuevo día»

วันที่ 2 จาก 9

«Idealización de los errores»


El avivamiento de finales del siglo XX trajo consigo un problema, cada congregación tenía unos pocos miembros conocidos por sus dones en todo el cuerpo de Cristo. En cualquier congregación, no era raro notar a la mujer que siempre estallaba en lenguas durante las reuniones o al hombre que siempre traía una palabra profética resonante, ¡en un español Reina Valera 1960! Esa era su identidad, su insignia de honor, pero en vez de edificar a los santos, a menudo llevaba a una división confusa y dolorosa entre «los que tenían dones y los que no».


En algunos casos, el ejercicio de los dones se hizo raro. Cuando era joven, no me atrevía a invitar a mis amigos a las reuniones, porque sentía temor que la hermana fulana comenzara a bailar y a gritar en lenguas, o que el hermano mengano se pusiera de pie y diera una fuerte palabra profética contra la música rock, los tatuajes, y partes del cuerpo perforadas. Pero el problema era más sutil por lo general, las personas hablaban más de los dones de lo que se maravillaban por el Dador de los dones. Es posible que no se les haya enseñado acerca de la naturaleza y los dones del Espíritu. O tal vez, quitaron la mirada de la maravillosa gracia sublime de Dios y trataron de superarse los unos a los otros, en cuánto al ejercicio de los dones espirituales.


Un sabio hablaba de este problema. Él decía: «El problema de nuestra generación es que idolatramos los dones, más de lo que los usamos».


Me frustré con las reuniones autoindulgentes de avivamiento, que llevaban poco fruto duradero. La insatisfacción que sentí me hizo sensible a una nueva estrategia que estaba entrando en escena. Comencé a escuchar de las congregaciones de rápido crecimiento, que no giraban en torno a una mentalidad de avivamiento de solo una vez al año. Se les conocía como comunidades «amigables para con los buscadores espirituales». Los incrédulos se sentían cómodos allí y venían en manadas. Estas nuevas congregaciones se caracterizaban por un amor genuino por los perdidos. Sus servicios eran edificantes y alentadores. 

El deseo de señalar el pecado o el enjuiciamiento por las malas acciones, quedó atrás. Principalmente, la atención se centró en el poder transformador de la gracia de Dios, más que en el miedo a la condenación. Los VIPs (que en inglés significa «personas muy importantes»), en cada reunión no eran la «vieja guardia», con sus asientos tradicionales en el mismo lugar. Los VIPs en estas nuevas congregaciones eran los perdidos, los marginados y los nuevos creyentes que se sentían bienvenidos e inspirados. Aparecían cada vez que estos lugares abrían sus puertas. 

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