La Parte De La Voluntad De Dios Que Nadie QuiereSample
Confía profundamente
En los momentos más difíciles, podemos confiar profundamente en que ¡esas son las circunstancias que Dios va a usar para llevar a cabo su plan eterno! Él es fiel para no herirnos al azar; Él es fiel para salvarnos siempre. A lo largo de nuestra vida, experimentaremos dolor y aflicción, pero no tienen el propósito de frustrar la misión del Señor, sino de hacerla avanzar. Sigue de pie. Sigue confiando. Haz eco de las palabras de Pedro como tu declaración de verdad en los momentos de tribulación: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna» (Juan 6:66-69).
A medida que Jesús se acercaba más a la cruz y a su muerte, sus discípulos se volvían más y más temerosos y desorientados (vea Mateo 26:47-56) porque pensaban que se habían embarcado en algo un poco más «seguro». No es de sorprender que algunos de los seguidores de Jesús comenzaran a apartarse. Pero Pedro estaba en lo correcto. Entendió que lo mejor para ellos en ese momento era acercarse todavía más a Jesús que antes. No había un mejor lugar donde estar.
Esos momentos en los que queremos movernos solo para evitar sentirnos atrapados son los precisos momentos en los que necesitamos estar quietos y acercarnos para abrazar su voluntad. ¡No te vayas... permanece! Entre más cerca camines de Cristo en la incomodidad de lo desconocido, mayor será la claridad de vida que experimentarás.
Enojarse tampoco ayuda. La ira es una emoción secundaria. No obra la voluntad de Dios (vea Santiago 1:20). En los momentos duros nuestro enojo y resentimiento pueden comenzar a bullir. Nos imaginamos que por medio de alejarnos o de hacerle la ley del hielo a Dios, podemos enseñarle dos que tres cosas. El paso inicial suele ser buscar un aliado que nos ame mejor que Dios. Algunos ven el alcohol como un amigo que está listo para ofrecer un consuelo rápido. Otros creen que cambiarse a una iglesia donde la «gente realmente me entienda» aliviará el dolor. Los mecanismos y estrategias para manejar heridas y decepciones abundan. Pero independientemente de la acción que escojamos, nos estamos enfocando nuevamente en un pequeño punto hecho a lápiz en la línea de la eternidad. Probablemente, caer en cuenta de ello es lo que impulsó a Pedro a declararle a Jesús «¿a quién iremos?». ¿Estás confundido? ¿Herido? ¿Desorientado? Tómate de Cristo y de su Palabra como nunca antes.
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About this Plan
En los momentos más difíciles, podemos confiar profundamente en que ¡esas son las circunstancias precisas que Dios va a usar para llevar a cabo su plan eterno! Él es fiel para no herirnos al azar; Él es fiel para salvarnos siempre. A lo largo de nuestra vida, experimentamos dolor y aflicción, pero no tienen el propósito de frustrar la misión del Señor, sino de hacerla avanzar. Sigue de pie. Sigue confiando.
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