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Libérame de mis compulsiones: Abuso Los niños no sueñan con convertirse en alcohólicos cuando sean mayores, y dudo mucho que fantaseen acerca de cómo algún día van a golpear a sus esposas e hijos. ¿De dónde viene el abuso? Viene de la inseguridad. Viene del deseo de controlar a los demás. Del vergonzoso deseo de echar la culpa sobre otro. De no haber aprendido a controlar la ira y el temperamento. De la adicción a la descarga de adrenalina que produce perder el control. Del egoísmo intenso. Del miedo. De una lastimosa necesidad de ocultar los fracasos. “Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:4). ¿Cómo puede usted ser liberado de la enfermedad de la violencia familiar? Escuche. Escuche la voz de su Dios, que lo acepta, lo ama y lo alienta a estar en paz con usted mismo. Usted ha sido perdonado y liberado de la vergüenza de su pasado. Escuche las voces de su cónyuge y de sus hijos. Escuche a la generación mayor de usted. Escuche a los amigos y vecinos. Luche contra el impulso de controlar a otras personas; al contrario, por amor y liderazgo, permita que florezca y prospere el potencial que Dios les ha dado.