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Libérame de mis mayores temores: Envejecer
¡Socorro! Mi cuerpo me traiciona. La cultura actual adora la juventud, la belleza y la fuerza. ¿Cómo evitar la depresión por el deterioro constante del cuerpo?
El deterioro de la apariencia es malo: ¿quién en su sano juicio se alegra por las arrugas, las manchas en la piel, el pelo gris, la flacidez y la calvicie? Y peor es la lenta erosión de la salud: aparición de diabetes, problemas de próstata, pérdida de cartílago en rodillas y caderas, hipertensión y cataratas. Moisés lo dijo hace 3,500 años: “Los días de nuestra edad son setenta años. Si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan y volamos” (Salmo 90:10).
Pero hay aspectos espléndidos en el envejecimiento que he llegado a apreciar. (1) Cada día estoy un paso más cerca del cielo con el Salvador y los que echo de menos. (2) Con la edad ha llegado la serenidad, la sabiduría y mayor paz interior. El maravilloso plan de Dios es más claro para mí; comienzo a comprenderlo. (3) Hay cosas que puedo hacer para Dios a mis 50 años y que no podría haber hecho a los 20 (confío en que si llego a los 80, Dios tendrá para mí oportunidades únicas a esa edad).
El envejecimiento no significa que lo que hagamos sea menos importante para Dios. Al contrario, veces Dios les confía sus más grandes trabajos a los ancianos. Moisés tenía 80 años cuando sacó a Israel de Egipto, y Abraham llegó a los 99 años antes de que Dios lo considerara preparado para la paternidad.
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About this Plan
La Palabra de Dios tiene respuestas a los temas que nos preocupan y no ayuda a liberarnos de los enredos y cargas que hacen tan dura nuestra vida. Este plan de lecturas le ayudará a usted a entrar, apreciar, y usar, el poder y la sabiduría que Dios ha puesto en su Palabra.
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