Siete Lecciones Que Podemos Aprender De Los Israelitas Y Su Viaje Por El DesiertoSample

Obediencia

Dios buscaba el corazón de los israelitas, no simplemente que obedecieran la ley. Él los estaba invitando a algo mucho más profundo y más significativo que tener una relación superficial basada en el cumplimiento de reglas. Una de las claves para seguir a Dios en nuestro viaje es entender Su corazón más allá de la obediencia. Su deseo no es controlarnos, sino que quiere lo mejor para nosotros; pero a menudo nos cuesta ver que Su camino es lo mejor, en especial cuando no podemos ver el resultado.

Los israelitas salieron de Egipto siguiendo a Dios y vieron todos los milagros que hizo; sin embargo, siguieron dudando de Él y no siempre estuvieron prestos a confiar ni a serle obedientes. En Éxodo 15 dice que después que hubieron cruzado el Mar Rojo, viajaron tres días por el desierto sin encontrar agua alguna. Entonces llegaron a un lugar llamado Mara. Allí había agua, pero estaba tan amarga que no la pudieron beber. En vez de confiar en que Dios les iba a proveer, comenzaron a refunfuñar contra Moisés diciéndole: “¿Qué vamos a beber?”. Moisés clamó al Señor y Este le mostró un árbol y le dijo que lo lanzara al agua y el agua estuvo buena para beber. Cada vez que les llegaba un tiempo de pruebas a los israelitas, protestaban y no asumían una postura de confianza que los condujera a la obediencia y a ver la fidelidad del Señor.

Nuestra obediencia en realidad muestra que amamos al Señor y confiamos en Él. La única manera en que estaremos prestos a ser obediente es si tomamos el tiempo para conocerle a Él y Su naturaleza. El propósito del viaje a través del desierto era afirmar a los israelitas para que pudieran confiar en Dios y en que Él siempre aparecería y les proveería. Pero ni siquiera le daban la oportunidad entre una queja y otra.

¿Tienes áreas de tu vida donde te cuesta confiar en Dios o serle obediente? ¿Crees que Él siempre ha deseado lo mejor para ti?

Oración: Dios, quiero conocer tu corazón y tus caminos para poder serte obediente. El deseo de mi corazón es honrarte y amarte con todo mi ser. Quiero lo mejor que tienes para mí, así que enséñame a seguirte en todos tus caminos, aún cuando no los entienda. Sé que vale la pena hacer este viaje por ti y el misterio de conocerte.

Escritura: Jn. 14:23; Stg. 1:22; Éx. 19:5; Dt. 11:1; Ro. 1:5; Jn. 15:14; 2 Jn. 1:6; Lc. 11; Stg. 1:25; Ro. 5:19