Encuentros Transformadores: El Poder Del EvangelioSample

El encuentro que rompe barreras

La historia de la mujer samaritana comienza con Jesús tomando la iniciativa de acercarse. Él se encontraba en el pozo, esperando ese encuentro divinamente planeado. Muchas veces nos sentimos como si nuestra vida estuviera detenida en un “pozo”, pero es allí donde Jesús elige encontrarnos. En Juan 4:7, Jesús le dice a la mujer: “Dame de beber”. Esta simple petición inaugura un diálogo transformador. Jesús, el Hijo de Dios, se pone en aparente necesidad para crear una conexión personal. Él no espera a que seamos perfectos antes de hablarnos, sino que se acerca a nosotros tal y como estamos. El versículo 9 muestra la sorpresa de la mujer: los judíos y los samaritanos no se trataban entre sí. Con esta interacción, Jesús rompe barreras culturales y sociales. El Evangelio trasciende las diferencias étnicas, religiosas y de estatus.

Hoy, en un mundo plagado de divisiones, esta historia nos recuerda que el amor de Cristo no tiene fronteras. Él se acerca a cada persona, sin importar su pasado ni sus circunstancias presentes. Jesús no necesita grandes multitudes para obrar; con una sola conversación puede transformar un corazón y, a través de ese corazón, impactar a muchos. Este principio se repite a lo largo de los evangelios: Jesús sanando, liberando y salvando de forma personal y directa.

Cuando Cristo toca nuestra vida, lo hace de manera individual y profunda. No es una experiencia superficial ni genérica; Él conoce nuestras historias, nuestros traumas y nuestras necesidades. Con frecuencia, somos nosotros quienes levantamos muros y barreras emocionales y espirituales. Pero la gracia de Dios atraviesa cualquier obstáculo que levantemos, y se presenta con una invitación de vida eterna.

Gálatas 3:28 reafirma esta verdad: en Cristo ya no hay división ni diferencia que valga para separar. Todos podemos llegar a Él con un corazón sincero. El primer paso hacia la transformación es permitir que Jesús se acerque y confronte nuestros prejuicios, miedos y inseguridades. La mujer samaritana podría haber huido o permanecido en silencio, pero escogió responder a la invitación de Jesús. Así como ella, estamos llamados a responder. La simple decisión de escuchar a Jesús puede cambiar el rumbo de nuestras vidas, llevándonos a experimentar un encuentro que rompe toda barrera y revela el amor de Dios de manera tangible.

Aplicación práctica

Toma un momento para reflexionar sobre qué barreras o prejuicios podrían estar impidiéndote acercarte más a Dios o a los demás. Escríbelos en un papel y entrégaselos a Dios en oración, pidiéndole que te ayude a derribarlos.