Armadura De DiosSample

LA CORAZA DE JUSTICIA

Leí una historia bien impactante con mis estudiantes en la clase de literatura. Era la historia de un superhéroe invencible. Era rápido para atender a las necesidades de la gente, volaba alto, era muy fuerte y se llevaba la victoria de cualquier altercado. Salvaba niños, adultos, jóvenes y ancianos. Todos lo amaban. Su nombre era X. Al pasar el tiempo, las llamadas de alerta de la policía y el sistema de emergencias que le enviaban no parecían funcionar. Todo el pueblo estaba consternado, algunos especularon y decían que X se fue del planeta tierra a salvar otro planeta, otros decían que estaba ocupado en otra ciudad, y otros decían que fue a entrenar para regresar más fuerte. Nada de esto era cierto… X ya no quería ser superhéroe. Una mañana ocupada, todos los celulares, computadoras y televisores de la ciudad presentaron a X llevando un mensaje simultáneo a toda la ciudad diciendo que iba a destruir a la humanidad. Preocupado, el alcalde de esta ciudad llamó a otros dirigentes y entre todo el sindicato escogieron a una persona para que fuera a ver qué había sucedido con el flamante superhéroe. Sirita era una jovencita muy afortunada. Creció en las mejores áreas de la ciudad, nunca le faltó nada. Sus padres la amaban, y la tenían matriculada en la mejor escuela. Practicaba deportes, tenía un tutor de matemáticas y en unas navidades sus padres le regalaron un gatito. Un día, mientras Sirita iba hacia su casa, una persona grande detuvo un camión de basura que iba directo sin control hacia ella. Le habían salvado la vida y ella no sabía quién era. Esa fue la primera vez que todos conocieron a X, Sirita había sido la primera persona que X había salvado, por lo que ella era la perfecta candidata para hablar con él. Conversaron por horas en el techo del edificio más alto de la ciudad, y Sirita había aprendido que X en algún momento era un humano. X era un hombre, de piel oscura, que había crecido en una de las áreas más peligrosas de la ciudad. No había terminado la escuela y sabía proteger a su familia con más facilidad que leer palabras en una oración. Un día, mientras él regresaba a casa del trabajo, un policía lo detuvo sin ninguna razón. X extendió su mano hacia su bolsillo trasero para sacar su billetera del bolsillo, y el policía le disparó. La madre de X y toda su familia elevaron oraciones al cielo para ver si sobrevivía… ese día el superhéroe X comenzó a vivir. Aún después de toda esa historia, Sirita no entendía por qué X querría destruir a la humanidad y él le dijo: ‘’la razón es sencilla, es justicia’’. Sirita aprendió algo en ese momento, y es que X seguía teniendo impulsos humanos que segaban sus buenas intenciones. Ella entendió que de la única manera que ella sabría cuán capaz sería X de regresar en sí es exponiéndose otra vez. Sirita se puso en pie, caminó hacia el borde del edificio y mirando fijamente a X a los ojos, se dejó caer.

A medida que pasan los días vivimos por diferentes experiencias que nos hacen cuestionar si los procesos de juicios que se llevan a cabo realmente son funcionales o no. Cada día vemos como somos engañados por procesos que, si miramos de cerca, no tienen ni sentido. En otras ocasiones, los procesos de juicio se llevan a cabo de manera secreta o se evitan ciertas cosas para no ‘’implicar más en el asunto’’. Esto me lleva a pensar, ‘’¿Cómo puede el hombre pecador imperfecto definir lo que es justo o no?’’. Si bien es cierto que Dios dio sabiduría a los jueces en el tiempo judío y a diferentes funcionarios de organización social hoy en día para que puedan emitir juicio; además, nos dejó en la biblia orientación y libros enteros que promueven la sabiduría. Una cosa es cierta, por más que creamos lo contrario, no somos nada sin la justicia divina. La justicia divina nos limpia, nos deja blancos como la nieve, sin rastro alguno de mancha carmesí. La justicia divina nos reafirma el propósito y nos recuerda que quienes somos se basa en quién Dios es. Me encanta pensar en un Dios justo, que pretende buscar mi bien, pero también el de los demás, que no me deja en vergüenza, y quien procura, sobre todas las cosas que yo adquiera realmente lo que me merezco.

Los soldados llevan una coraza que protege su tórax, donde están los órganos más importantes. Los pulmones, la tráquea, el estómago, el corazón y muchos órganos más. No es de sorprenderse que Dios inventó un pedazo de armadura que proteja nuestros órganos más importantes. Al igual que coraza a los órganos, la justicia protege nuestra integridad, dignidad, derechos, sentimientos, posibilidades y actitudes, protege lo esencial de quienes somos. Es cierto que el órgano más importante es el cerebro, pero ¿qué es un cerebro en un cuerpo hueco?

Al afilar tu armadura, asegúrate de velar por tener BIEN puesto tu sentido de justicia. Este mundo no sabe lo que es eso, y no digo que debemos ignorar las leyes y el orden que este mundo sugiere. Lo que digo es que vivamos una vida justa, velando por el bien de los demás, cuidando de nuestro ambiente, de nuestras relaciones, de nuestro entorno. Podemos invitar a todos a comer a nuestra mesa, pero eso no significa que comeremos todos del mismo plato. Dios nos llama a ser tolerantes, a ser discípulos, a aceptar a todos sin importar raza, color, etnicidad, cultura, preferencia… siempre y cuando esas diferencias no penetren a nuestros órganos internos. Para eso es la coraza, para protegerte de los dardos del enemigo que pueden atravesar tus creencias (la base de quién eres).

La historia de X termina con un final abierto a interpretación. Muchos estudiantes y críticos sugieren que X la salva, otros dicen que no lo hace y es ese suceso el inicio de una historia de un villano invencible. No importa como termine la historia ficticia de X, lo importante es como deseo vivir yo la mía. ¿Deseas ignorar la necesidad de una coraza que protege la base de quién eres? O, ¿deseas aferrarte a la justicia divina de Dios que, a su tiempo, pondrá fin a todo dolor, sufrimiento, engaño, e injusticia humana que puedas experimentar hoy?