Fidelidad: Leyendo Con El Pueblo De DiosSample

Desafío de Memorización:

1 Samuel 12:13-14
"He aquí el rey que habéis elegido, el que habéis pedido; he aquí, el Señor ha puesto rey sobre vosotros. Si temiereis a Jehová, y le sirviereis, y obedeciereis su voz, y no fuereis rebeldes al mandamiento de Jehová, y si tanto vosotros como el rey que reina sobre vosotros seguís a Jehová vuestro Dios, bien os irá".

Introducción:

En las lecturas de hoy, aprendemos sobre la fidelidad en dar testimonio. El cántico de Ana, en 1 Samuel 2:1-10, es una poderosa declaración de gratitud y alabanza a Dios por Su fidelidad, soberanía y provisión. Ana, después de haber recibido la respuesta a su oración, reconoce que fue Dios quien la levantó de la desesperación y la vergüenza, y que Él es el único digno de confianza y adoración. Su testimonio es un acto de fe que resalta la soberanía de Dios y Su cuidado atento hacia aquellos que Le temen.

Por otro lado, Juan el Bautista, en Juan 1:29-34, da testimonio valiente de que Jesús es el Cordero de Dios, el Salvador que viene a cumplir el plan de redención de Dios para la humanidad. A pesar de la oposición que podría haber enfrentado, Juan no vacila en señalar a Jesús como el Mesías prometido. Su testimonio es un ejemplo de fidelidad al llamar la atención hacia la obra redentora de Dios en Cristo.

Tanto Ana como Juan nos muestran que la fidelidad a Dios implica reconocer y proclamar Su obra, sin importar las circunstancias o el costo personal. Ellos no solo experimentaron la gracia de Dios en sus vidas, sino que también fueron obedientes en dar testimonio de esa gracia. Ambos fueron instrumentos de Dios para mostrar al mundo quién es Él y lo que ha hecho.

Reflexión teológica:

La fidelidad a Dios no es solo una cuestión de obedecer Sus mandamientos, sino también de ser testigos valientes de Su obra en nuestras vidas. En 1 Samuel 12:13-14, Samuel le recuerda al pueblo de Israel que su bienestar depende de su fidelidad a Dios, lo que incluye temerle, servirle y obedecer Su voz. Al igual que el pueblo de Israel, nosotros también estamos llamados a ser testigos de la fidelidad de Dios, proclamando Su obra en nuestras vidas. No es suficiente con experimentar la bondad de Dios; debemos ser diligentes en compartir ese testimonio con los demás.

Ana, al igual que Juan el Bautista, da un testimonio público de lo que Dios ha hecho en su vida. Ella canta de la soberanía de Dios y cómo Él ha intervenido en su vida, transformando su tristeza en gozo. De igual manera, Juan señala con valentía a Jesús, quien viene a ser el Salvador de todos los hombres, y no se detiene a pesar de la incredulidad que lo rodea. Ambos entienden que el testimonio fiel no se limita a palabras, sino que involucra una vida vivida en obediencia a Dios y una disposición para señalar Su gloria ante un mundo necesitado.

El acto de dar testimonio es un reflejo de nuestra fidelidad a Dios. Jesús nos llama a ser luz en el mundo, y eso implica no solo vivir de acuerdo con Sus principios, sino también proclamar Su obra en nuestras vidas (Mateo 5:14-16). Nuestro testimonio no tiene que ser una declaración compleja o elaborada, pero sí debe ser sincero y motivado por el deseo de glorificar a Dios y hacer conocer Su obra redentora.

Aplicación práctica:

Hoy somos llamados a dar testimonio de la obra de Dios en nuestras vidas. ¿Cómo podemos hacerlo? A menudo, nuestra vida misma es el primer testimonio que damos de la fidelidad de Dios. Cuando atravesamos tiempos de prueba y vemos Su intervención, cuando experimentamos Su provisión o Su paz en medio de la tormenta, esas son oportunidades para proclamar Su obra, ya sea con nuestras palabras o con nuestras acciones.

Además, dar testimonio de la obra de Dios no solo implica hablar de lo que Él ha hecho, sino también ser valientes al señalar lo que Él hará. Al igual que Juan el Bautista, que proclamó la venida del Mesías, nosotros podemos ser testigos de la esperanza futura que tenemos en Cristo, señalando a Jesús como el único camino hacia la salvación. El testimonio fiel no siempre es fácil; a veces puede implicar rechazo o persecución, pero es un acto de obediencia y de adoración a Dios.

Pregunta para reflexionar:
¿De qué manera puedes dar un testimonio fiel de la obra de Dios en tu vida, como lo hicieron Ana y Juan? ¿Qué áreas de tu vida necesitan más testimonio de Su fidelidad y cómo puedes compartir eso con los demás?