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Mentira #1: Mi vida devocional me da autoridad sobre mi esposo

En ninguna parte de la Biblia dice que quién más ora es quién debe ser cabeza del hogar. Cuando utilizas el argumento de que tu nivel de santidad es mayor que el de tu esposo, estás evidenciado el gran tamaño de tu pecado. Estás confirmando lo arropado que está tu corazón por el orgullo:

“Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado" (Romanos 12:3).

Si realmente tienes una vida devocional constante y creciente, cada vez que te veas tentada a pisotear la autoridad de tu esposo dirás como David: «¡Ay de mí! De tan siquiera levantar mi mano contra el ungido del Señor» (1 Samuel 24:6 énfasis añadido).

En tus oraciones, debes bendecir a tu esposo, interceder por él para que la gracia y sabiduría de Dios sean sobre sus pasos.

Tu vida devocional no te da autoridad sobre tu esposo, te capacita para edificarle, gozarte en la sumisión y servirle con humildad.