Deja que caigan las hojasSample

Acto de amor propio

Al soltar y dejar ir, se ajusta nuestro propósito. Desprendernos de situaciones, culturas o personas, entre otros, es un acto de amor propio que consiste en soltar todo lo que no te lleva hacia al propósito que Dios tiene o te detiene para alcanzarlo.

Atiéndeme, Señor; respóndeme, pues pobre soy y estoy necesitado. Presérvame la vida, pues te soy fiel. Tú eres mi Dios, y en ti confío; ¡salva a tu siervo!
Salmo 86:1-2

Dios está preparando tu vida para una fiesta, pero antes tiene que dejar algunas cosas. Cortar no es lo mismo que corregir, es eliminar, es importante que entiendas esto. El peligro es querer que Dios corrija, pero que no corte. Pídele a Dios hoy que corte y dale permiso para que lo haga. Te aseguro que si lo haces, verás la gloria de Dios en tu vida y te darás cuenta de que lo que perdiste en el proceso no se compara con lo que lograste obtener.

Agradece a Dios como esta fortaleciendo tu raíces por lo que que va a comenzar a nacer, esas hojas verdes con flores y frutos, esas experiencia que te llenara de motivos nuevos para tu temporada.

Soy una persona que ha aprendido a amarse a sí misma por quien es en Cristo y a disfrutar de lo que tiene en la temporada que Dios le ha permitido tenerlo. Sin embargo, también he aprendido que debo cuidar del árbol que la sostiene. Lo que llega a nuestra vida no es casualidad, sino más bien por un propósito de valor, enseñanza o para abrir paso a algo nuevo y valioso en la vida..

Practica el amor propio permitiendo que el Espíritu Santo te revele qué aspectos debes soltar para que Jesús pueda obrar en lo nuevo. Puede que necesites soltar actitudes negativas, posturas, prejuicios, sentimientos, ego, envidia, celos y gestos, entre otros, que requieran un cambio. Con el gesto más valioso, la gratitud a Dios por lo que comienza, agradecer ayuda a cerrar ciclos en nuestra vida que a menudo no comprendemos, pero abre grandes oportunidades. Suelta, deja que caiga y recoge las hojas de gratitud por amor a Jesús.

Lo mejor está por venir, pero antes Dios tendrá que podar y tú dejar caer. ¡Créelo! Tu temporada ha comenzado.

Recuerda el árbol que creaste con muchas hojas. Ahora escribe en ellas lo que debes empezar a soltar.