La Vida Secreta De JesúsSample
¡Una oración en compañía!
¡Quince años! Ese fue el tiempo que mi mamá, mis hermanos y yo oramos por la conversión de mi papá. La mayoría de las veces parecía que en vez de avanzar en su receptividad al evangelio, su rechazo al mismo era aún más fuerte. Fueron años difíciles, de frustración, impaciencia y desaliento, pero la oración y las promesas registradas en la Escritura fueron el medio que teníamos para mantener nuestra esperanza viva.
Hemos visto cómo Jesús hizo de la oración un hábito íntimo y vibrante, y también cómo su oración se adaptaba a las circunstancias. El día de hoy reconoceremos su faceta orando por y con otros.
Justo la noche que Jesús fue arrestado, Lucas registra dos momentos de sus momentos de oración. Su primera oración es por Pedro. En medio de la tensa conversación que están teniendo, Jesús le dice a Simón o Pedro que ha orado por él para que su fe no falte, pues el diablo lo ha pedido para zarandearlo como trigo (Lucas 22:31). Vemos a Jesús en su rol de sumo sacerdote intercediendo por sus hermanos. Algo particular de esta oración es que Jesús no la deja en el anonimato y declara su objetivo con ella: “y cuando tú te hayas vuelto a mí, fortalece a tus hermanos” (v.32).
La oración intercesora nos despoja del egoísmo y nos permite ponernos en el lugar del otro, padecer con el otro, labrar un camino para el otro. La oración de intercesión es el eco del amor divino en el corazón humano, pues está bañada de gracia y misericordia. ¿Por quién estás orando actualmente? ¿Te sientes desanimado al no ver respuestas inmediatas? Jesús nos anima con su ejemplo a perseverar. ¡Notaste que a pesar de la oración de Jesús, Pedro desfallece en su fe al negarlo?! Pero también un tiempo después Pedro es restaurado y se convierte en un gran líder de la iglesia. ¡Tus oraciones no son en vano!
Más tarde esa misma noche, Jesús se dirige al monte de los Olivos con sus discípulos. Lucas nos regala esa hermosa frase: “como de costumbre”. Era su lugar preferido para estar a solas con el Padre. Sin embargo, en esta ocasión siente la necesidad de estar acompañado. Es una noche oscura y densa, la tensión se siente en el aire. Jesús percibe la atmósfera espiritual adversa y pide a sus amigos que oren con él (Lucas 22:39-40).
Lucas registra muchas veces en las que Jesús se retira a estar a solas con el Padre, en el Evangelio de Mateo también nos muestra a Jesús enseñando sobre los beneficios de orar en la privacidad de la habitación.
Sin embargo, hay situaciones en nuestra vidas que la compañía de otros hermanos en la fe es indispensable. Noches oscuras del alma son atravesadas con mayor gracia cuando alguien está a tu lado apoyándote en oración. Recuerdo una circunstancia que trajo mucho dolor a mi vida, también me recuerdo en una habitación con manos que me sostenían mientras oraban por mí. Dos amigos cercanos que lloraron conmigo me dieron la fortaleza para salir de esa habitación con esperanza.
¿Estás atravesando por una dura prueba? ¿Has considerado tener compañeros de oración? Esta oración de agonía es la que puede hacer decir a tu alma: Que se haga tu voluntad y no la mía. Bien lo expresó C.S. Lewis: “Para la mayoría de nosotros, la oración del Getsemaní es el único modelo. Mover montañas puede esperar”.
La oración de intercesión es un regalo que podemos ofrecer a Dios y a nuestros semejantes. ¿Te animas a experimentar el poder transformador de la oración intercesora? Dedica un tiempo hoy mismo a orar por alguien que lo necesite.
Por: Margarita Orozco, creadora de contenidos de Conectar Global
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Sumérgete en la vida de oración de Jesús y descubre cómo su ejemplo puede transformar tu relación con Dios. Exploraremos su hábito de oración, sus oraciones en diversas circunstancias y su práctica de orar con y por otros 🙏🥰
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