40 Principios escriturales para un ministerio saludableSample
16. La oración congregacional multiplica el poder espiritual.
Pentecostés fue el resultado de una reunión de oración. El segundo gran derramamiento del Espíritu Santo llegó en una reunión de oración: “... Todos juntos alzaron sus voces en oración a Dios... Después de esta oración... todos fueron llenos del Espíritu Santo...”, Hechos 4:24-31 (NTV). El primer trabajo de los discípulos no fue organizar un plan estratégico para conquistar la ciudad ni organizar los ministerios de la incipiente iglesia. Lo único que hicieron fue ministrar a la presencia de Dios mediante la oración de adoración en el aposento alto. Dios bendice cuando sus hijos oran en unidad. Hay bendiciones que llegan como respuestas a oraciones que hacemos en privado y otras que son resultado de oraciones colectivas. “Todos se reunían... unidos en oración”, Hechos 1:14 (NTV). Desde el día de Pentecostés no ha habido un solo despertar espiritual que no haya comenzado con la unidad en oración, aunque sea entre dos o tres personas. Ni uno solo de esos sucesos poderosos ha continuado después de que esas reuniones de oración declinaron. Ahora bien, no es lo mismo aposento alto que carpa del encuentro. Moisés se encontraba cara a cara con Dios en la carpa del encuentro, Éxodo 33:7-9. La carpa del encuentro es el lugar privado para la oración. Jesús dijo: “Cuando ores, entra en tu aposento, y con la puerta cerrada ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”, Mateo 6:6 (RVC). En cambio, en el aposento alto están los creyentes reunidos, unidos en oración. El gran error que hemos cometido fue privatizar la oración descuidando la oración colectiva. Cuando Jesús dijo: “Reciban al Espíritu Santo”, Juan 20:22, los discípulos lo recibieron colectivamente. El primer bautismo del Espíritu Santo entre gentiles vino sobre Cornelio y su familia. Cuando Pablo exhortó a los hermanos de la iglesia de Éfeso a ser llenos del Espíritu Santo los exhortó colectivamente, Efesios 5:18. ¡Cuántas bendiciones nos perdemos por no ejercitarnos en la oración colectiva!
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40 días que te enseñarán principios escriturales para tener una vida, familia y ministerio bendecido, saludable, lleno de presencia y guiado por el Señor.
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