Renovando El EntendimientoSample
Tal vez en este punto me preguntes: "Y Kenneth, ¿qué hay de la guerra espiritual?".
Sin duda alguna, la Biblia habla en diferentes versículos que hay un conflicto o una guerra espiritual, y que para el final de los tiempos también se anticipa algo al respecto. Pero lo que nos debe interesar a nosotros, al Pueblo de Dios, a sus hijos, a su iglesia, es que, gracias al triunfo de Jesús en la Cruz, Él venció al diablo, al sistema corrupto de este mundo, al pecado, a la muerte y, por supuesto, a la carne; es decir, la corrupción en el cuerpo mortal. Esto indica que no somos una iglesia derrotada ni una iglesia que está en una guerra ardua, sino que somos la Iglesia victoriosa de nuestro Señor Jesucristo. Él ya obtuvo una victoria eterna a nuestro favor en la cruz y despojó completamente al diablo y a todos sus secuaces (Colosenses 2:15).
El diablo sin duda es un enemigo, pero es un enemigo derrotado. Por ahora, su poder es limitado y la Iglesia no está llamada a ponerlo una vez más en circulación. Tristemente, hoy en muchos lugares se habla de ir a los lugares altos de las ciudades a derribar fortalezas demoníacas, pero el Evangelio no nos dice que debemos hacer esto. Las fortalezas de las que habla el Evangelio son de pensamientos fuertemente arraigados durante años en nuestras mentes, no de espíritus inmundos morando en nuestro interior o alrededor nuestro.
Fortalezas como altivez de pensamiento, arrogancia, argumentos contrarios a la voluntad de Dios. Por lo tanto, esas fortalezas solamente pueden ser destruidas por medio de recibir la Palabra de Cristo en nuestras vidas.
Es cierto que hablamos de cómo la Palabra de Dios tiene la capacidad de edificar nuestras vidas, pero antes de que eso ocurra, la Palabra de Cristo tiene que venir y destruir o derribar. Antes de ver cómo en nosotros es edificado el conocimiento correcto, tenemos que ver cómo van cayendo esas fortalezas mentales que van en contra de la persona de Jesucristo y de Su obra completa hecha a nuestro favor.
Aquí no existen los atajos ni los caminos cortos. La única manera de conseguir esto es por medio de invertir tiempo y más tiempo escuchando el Evangelio. Te puedo contar que cuando recibí la palabra de fe en mi vida, o la palabra de Gracia, había muchas cosas que chocaban con mi pensamiento antiguo. Gracias a Dios, la decisión que tomé no fue la de desechar lo que estaba escuchando, sino todo lo contrario. Dios me llevó a invertir tiempo escuchando, escuchando y escuchando las mismas enseñanzas, leyendo los mismos libros, una y otra vez. De esa manera pude ver cómo las fortalezas eran derribadas, cómo los velos se caían y se me revelaba Cristo cada vez más. ¡Gloria a Dios!
Recuerda, de todo lo que has aprendido, escuchado o leído acerca de la verdad de Cristo, si es Su Verdad, permanecerá. Si algo no era lo correcto, el Espíritu Santo lo filtrará porque Él es el maestro por excelencia. Tu parte es estar siempre dispuesto a renovar el entendimiento con la Verdad del Evangelio.
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir” (Jn. 16:13).
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La RAE define el verbo renovar como: «Hacer como de nuevo algo, o volverlo a su primer estado. Remudar, poner de nuevo o reemplazar algo. Sustituir una cosa vieja, o que ya ha servido, por otra nueva de la misma clase». Descubramos juntos de qué estamos hablando cuando hablamos de renovar nuestro entendimiento segun el Evangelio.
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