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El "Roí" El Dios Que Me VeSample

El "Roí" El Dios Que Me Ve

DAY 2 OF 4

¿Cuándo Pedro negó a Jesús, lo recuerdas? La Palabra de Dios dice que se cruzaron sus miradas. Jesús no dijo: “Si ven, ya me negó”. Todo lo contrario (Lc. 22: 54-62).

Hay personas estudiosas de la Biblia que dicen que tal vez no fue real que se hubieran mirado, sino que fue en el corazón donde Pedro pudo sentir o recordar la voz de Jesús. Pero, yo decido creer que sus miradas sí se encontraron, se cruzaron. Necesitamos creer que fue literal, que Jesús ya sabía que iba a pasar, y el gallo cantó, y Jesús decía, necesito mirar a Pedro, necesito que él se dé cuenta que yo no voy a dejar de mirarlo. Necesito que él sepa, que aquí estoy, que lo sigo amando, que estoy con él, que prometí que lo iba a restaurar. Necesito que pueda ver mi amor en mis ojos por él.

Es mentira del diablo cuando tú crees que Dios no te ve. ¿Acaso no era Él quien nos puso los ojos? Es un principio, Él ve, lo ve todo. Pero, no solo te mira con atención, sino que entiende lo que sientes, se detiene a mirarte, se detiene a examinar.

Tengo otro ejemplo que nos da la Biblia en Gén. Cap. 16, nos habla de Agar, la esclava de Sarai mujer de Abram. Y, lo primero que yo pensaba al leer su historia era, ¿Cómo se podía sentir una mujer esclava en ese tiempo? Sin valor, indigna, sin derechos, menospreciada y con sentimientos de una vida injusta.

Imagínate tú ver todo el tiempo a la “ama o señora” y a ti. Y ver una vida completamente marcada de ellos sí, y yo no. Imagínate lo que era sentirse así, sentir que todo lo que haces no sirve de nada, con un sin sentido profundo de la vida, por años. Y luego, de pronto llega un día y entonces Sarai le dice a Abram, como yo no he podido darte hijos, pues acuéstese con mi esclava.

Y saben que me impresiona de esta historia, hasta ahora, es que no sabemos si a ella le pareció buena la idea, o si se sintió abusada. Pero, como era esclava, le tocó obedecer a su señora, entonces quedó embarazada y le nació un hijo varón. Pero, desde ese mismo instante su vida se le volvió un infierno, porque Sarai la maltrataba (Gén. 6:1-3).

Algo interesante al ver la historia de Agar, es saber que cuando ella se vio embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña, tal vez como una reacción natural que le daba la vida como una oportunidad para devolver algo de lo que había recibido por tantos años. Aclaro, no estoy de acuerdo con esta conducta, pero es importante resaltarla. Finalmente, fue tal el maltrato que recibió Agar que huyó al desierto con su hijo (Vr.6ª).

Pero, el ver 7 al 13. Le da un giro a la historia, porque Agar a través del ángel del Señor, tiene un encuentro sobrenatural con el Dios que todo lo ve, que todo lo sabe. A lo mejor ella tenía un conocimiento de Dios por lo que Abraham les contaba, y ella lo veía como un Dios al cual ella no era digna de acercarse, como que el Dios de Abraham era solo presente para Abraham y Sara. Pero, lo realmente significativo de la historia es conocer el momento revelador de Agar: ¡A mí también me habla, me mira, me ve! ¡Yo soy amada, soy importante. Dios no solo ve a mis amos, sino que también me ve a mí!

¿Cuál es la invitación de esta reflexión? Que te veas digna o digno, a los ojos de Dios. Eres digna o digno, de que Dios te hable, vea, escuche y comprenda tu situación. Él ha visto tu vida y comprende tu dolor y conoce tu historia.

Esta historia me parece maravillosa para que de verdad el Espíritu Santo nos haga entender que ese es el Dios que tú y yo tenemos. Es un Dios que quiere venir a decirte, me importas. Tú eres alguien para mí, eres mi hija e hijo amado, y te amo.

Me importa lo que sientes, me importa lo que vives. No importa lo que te ha pasado, es más, me importa lo que voy a hacer contigo, aunque no sea fácil, pero quiero que no se te olvide que soy el Dios que te ve y que te ha visto y que te verá.

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El "Roí" El Dios Que Me Ve

Solo cuando logramos ir a Jesús y saber que Él es el Señor que nos ve, nos comprende, nos ama cómo somos, pero al encontrarnos con Él (como le pasó a Agar, a Job y a Pedro), no nos dejará igual. Y quién, por amor, nos enseñará a tomar Su yugo, y seguir su ejemplo de ser para ser instrumentos de su amor.

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