Qué Estás Dispuesto a Ofrecerle a DiosSample
El Rey Salomón es un vivo ejemplo también de un hombre que desarrolló con Dios una relación realmente significativa. El Primer libro de Reyes capítulo 8 versículo 62 al 63, dice: “Entonces el rey, con todo Israel, ofreció sacrificios en presencia del Señor. Salomón ofreció al Señor veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas". Y esto me impresionó, ¡Salomón ofreció al Señor 22.000 bueyes o sea casi acaba con la especie!
¿Por qué un hombre toma la decisión de sacrificar este número casi incontable de animales? Piensa por un momento, ¿cuánto costarían esos 120.000 animales hoy día? Toda una fortuna, ¡verdad! Vende cada uno de esos animales a 300 USD, ese era el patrimonio. Y así fue como el rey y todos los israelitas dedicaron el Templo del Señor.
Lo anterior me llevó a pensar en lo siguiente, nosotros estamos acostumbrados normalmente a ponemos de rodillas delante del Señor para pedirle cosas. Para decirle, Señor ayúdame yo quiero esto, yo necesito esto, yo quiero esto, otro. Pero, qué tal si cambiamos la pregunta y en lugar de pedirle algo a Dios, nos preguntamos siguiendo el ejemplo de Salomón: ¿Qué estoy dispuesto a dar? ¿Tú qué estás dispuesto a sacrificar? ¿Tú qué estás dispuesto a ofrecer?
Piensa por un momento, ¿qué estoy dispuesto a ofrecer o a sacrificar para tener una mejor relación con Dios? Estás dispuesto a sacrificar tiempo, o que tal esta: ¿Estarías dispuesto a ofrecer tu voluntad? Cuando yo hablo de la voluntad siempre me acuerdo de José. Y entonces, todos nos encontramos con la historia de José y nos acordamos de la parte bonita de la historia de José, donde llegó a ser el primer ministro del pueblo más importante de la época, pero eso no es lo importante. Lo importante es que estuvo dos años en la cárcel después de haber hablado con un copero donde le dijo: “Tú te salvarás”. ¿Cómo sería cada día de José durante esos dos años? Esperando y esperando y esperando, lo único que lo mantenía a él en una relación perenne era saber que estaba con el Señor. Y, en cuanto a ti, ¿qué estás dispuesto a dar? Ese es el desafío para este día. Porque tanto José, como George Whitefield y Salomón tenían algo que ofrecerle o sacrificar al Señor.
Y el Señor también hoy te quiere preguntar a ti, ¿qué estás dispuesto a sacrificar? ¿Estás dispuesto a sacrificar y entregar lo que te es fácil, lo que te sobra, lo que lo que te queda al final del día? O estas dispuesto a sacrificar y entregarle al Señor tus primicias verdaderas y ciertas.
¿Qué crees tú que Dios espera que le entregues a Él? ¿Qué espera Dios de ti, como hijo de Dios, le entregue al señor? Y yo te digo una de las cosas más importantes es que nosotros deberíamos entregarle a Dios: Nuestra voluntad y nuestro corazón. Domina tu voluntad, trata de dominar tu voluntad, inténtalo a ver qué tan fácil es. Volvemos al ejemplo de José, José un hombre joven consentido por su papá, odiado por sus hermanos, tan odiado por sus hermanos que piensan en matarlo pero al final deciden venderlo. Prefieren aguantar y soportar la mentira ante su papá por no tener a ese hermano fastidioso con ellos, después este hombre llega a un sitio, es vendido como esclavo después de ser el hijo consentido de su papá. ¿Cómo te sentirías tú? Cómo te sentirías si de la noche a la mañana tú ya no tienes el confort que tienes o el estilo de vida que tienes sino que tienes que reducirte gradualmente hasta llegar a un punto complicado. Y, no estoy hablando de riquezas económicas simplemente el respeto, el aprecio. Y al final, este hombre llega a trabajar en un hogar en una casa, y estando allí vuelve a obtener algo de poder algo de dignidad si se quiere y por una mentira terminó en la cárcel. Vuelve a caer el proceso de sometimiento de tu voluntad no ha terminado, la prueba debe continuar. ¿Que estás dispuesto a entregarle a Dios hoy?
About this Plan
¿Qué estarías tú dispuest@ a ofrecer o a sacrificar para tener una mejor relación con Dios? Estarías dispuest@ a sacrificar tiempo. O que tal esta, ¿estarías dispuest@ a ofrecer tu voluntad? Mi invitación con este plan es descubrir cómo podemos volvernos medios conductores para que Dios actúe a través nuestro para llegar a otros, a partir de nuestra relación e intimidad con Él.
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