HECHOS: El evangelio del Espíritu SantoSample

La continuidad del testimonio a través del Espíritu Santo

Desde el evangelio de Lucas al libro de los Hechos, vemos un tránsito de la obra redentora de Jesús en la tierra a la expansión dinámica del evangelio, a través de la iglesia empoderada por el Espíritu Santo.

Esta transición subraya un principio fundamental: la misión de Jesús continúa a través de sus seguidores, impulsada no por la fuerza humana, sino por la divina presencia del Espíritu Santo.

Lucas, en su meticuloso relato, no solo narra eventos históricos, sino que también revela cómo el Espíritu Santo actúa como el verdadero protagonista en la expansión del Reino de Dios.

A través de la iglesia, el Espíritu Santo testifica de la resurrección, la salvación, el perdón de pecados, la Palabra de Jesús, y más. Cada acción y milagro, cada sermón y conversión, es una manifestación del Espíritu Santo trabajando activamente en y a través de la comunidad de creyentes.

• Testificando la resurrección y salvación: Al igual que los apóstoles, somos llamados a dar testimonio de la resurrección de Jesús y de la salvación que se encuentra únicamente en Él. Esta misión nos recuerda que somos portadores de una esperanza viviente que el mundo necesita desesperadamente.
• Proclamando el perdón y la palabra: El Espíritu Santo nos capacita para hablar con audacia sobre el perdón disponible en Jesús y para compartir su palabra con claridad y convicción. Nuestra tarea es ser eco de la verdad divina en medio de un mundo plagado de desinformación y desesperanza.
• Manifestando el poder a través de señales y prodigios: Al igual que en los tiempos de los apóstoles, el Espíritu Santo puede obrar a través de nosotros para confirmar el mensaje del evangelio con señales y prodigios, demostrando así el amor y el poder de Dios a un mundo escéptico.
• Llevando el testimonio a todos: La obra del Espíritu Santo nos desafía a llevar el testimonio de Jesús no solo a nuestro entorno inmediato, sino a todas las naciones, culturas y estratos sociales. La universalidad del mensaje del evangelio nos llama a ser instrumentos de gracia y reconciliación.

Vivir en la plenitud del Espíritu Santo es vivir en la continuidad de la misión de Jesús. Es reconocer que somos parte de algo mucho más grande que nosotros mismos: la expansión del Reino de Dios en la tierra. Como seguidores de Cristo, estamos invitados a colaborar activamente con el Espíritu Santo, permitiendo que Su poder transformador fluya a través de nosotros.

Que nuestra oración sea un eco del deseo de Jesús: que seamos llenos del Espíritu Santo para ser sus testigos "hasta los confines de la tierra". Que busquemos ser sensibles a su guía, abiertos a su poder y obedientes a su llamado. Así, como Lucas nos muestra en Hechos, nuestra vida y testimonio continuarán la historia de la redención de Dios, impactando a nuestro mundo con el amor transformador de Cristo.