Llamados a orarSample
Oraciones arriesgadas
Leo la Biblia con frecuencia como quien busca pistas para armar un puzle. Me sumerjo en ella buscando referencias aplicables a mi cotidianidad y así poder hacer de la existencia un acto triunfal, un concatenado de felicidades que se multipliquen hasta sobrepasar las penurias intrínsecas a la realidad de vivir en un mundo caído y roto. Medito en las Escrituras convencido de que, si actúo como aquellos que tuvieron éxito al vivir su fe, con toda seguridad, también yo tendré éxito en expresar la mía. No obstante, hallo que mi torpeza sobrepasa largamente a mi capacidad de imitación, yerro con sistematicidad y me frustro por mi falta de eficacia. Como cuando era pequeño e iba al cine con mis padres a ver aquellas películas de artes marciales, intento más tarde repetir aquellos movimientos brillantemente coreografiados, pero mi actuación es una caricatura hilarante de lo que aquellos hicieron. No obstante, elijo no ser derrotado por mi falta de resultados y lo intento una y otra vez, porque no encuentro un camino que me regale una opción mejor. En definitiva, la oración no es un abracadabra, no es buena en dependencia de sus resultados, la oración es buena porque Dios nos invita a practicarla como un estilo de vida, como la forma en la que ha de respirar nuestro hombre interior.
Leo que Eliseo oró para que el hacha flotara y el hierro obedeció en contra de las leyes de flotación descubiertas por Arquímedes, riéndose de las leyes de gravedad conceptualizadas por Newton. Yo, por mi parte, oro para que aparezcan las llaves del coche y tardo mucho tiempo en encontrarlas nuevamente. ¿Pero ese acaso es un motivo para dejar de creer que Dios puede hacer lo improbable en respuesta a la oración? Por supuesto que no. He descubierto que no me debo basar en mis oraciones sin aparente respuesta para juzgar el poder de orar de una manera arriesgada. También, la oración no contestada de manera inmediata en este caso es una lección para que la próxima vez, sacralice un lugar donde colocar las llaves y así encontrarlas con facilidad. Pedro oró para caminar sobre las aguas, y terminó hundiéndose, no es el final que querría para esa historia. No obstante, el intrépido apóstol Pedro sigue siendo el único hombre después de Jesús que caminó sobre las aguas. Creyó en lo imposible, eso es, según pienso, bastante mérito.
Ante las oraciones de Elías, cerrando y abriendo los cielos, en casi un alarde de amaestramiento de la meteorología, siento que mis oraciones son balbuceos de un parvulito indefenso. Moisés hace que el polvo se convierta en piojos, que el mar se divida y permanezca así varias horas hasta el paso del último israelita, que el desierto se llene de codornices. Dios se mueve ante el clamor de los suyos, en formas asombrosas e inexplicables. Testimonios portentosos de un Dios que oye a los que oran.
Oremos por asuntos improbables, por las más locas utopías, por los más quiméricos imposibles. Si Dios lo hizo antes, lo puede hacer otra vez y eso a pesar de nosotros, de nuestras ambivalentes acciones, de nuestra frágil fe.
About this Plan
Orar es primordial para el desarrollo de una saludable relación con Dios. Es nuestro privilegio y nuestro gozo. Podemos hablar con Dios sin necesidad de intermediarios humanos, cara a cara. En este plan bíblico te hablo de la importancia de orar y de hacerlo de una manera frecuente y vigorosa.
More